Un punto de carambola

Nuevo curso el que iniciaba en el Campo do Vao de Vigo el Real Valladolid Promesas. Lo hacía ante el Coruxo FC, un experimentado rival que cumple su séptima campaña en la división de bronce del fútbol español, con el retorno de Rubén Albés al banquillo, varias caras nuevas y bastantes ausencias por las necesidades de un Paco Herrera que tenía que completar la convocatoria con jugadores del segundo equipo.

Prolongación de la pretemporada

Los dos conjuntos quisieron imponer su dominio desde el primer minuto. Con una presión alta, ambos buscaban la posesión, pero enseguida eran los locales quienes se hacían con el esférico. El filial, bien plantado sobre el verde, no pasaba apuros y solo un disparo ajustado de Jorge Fernández inquietaba la meta de Dani Hernández.
El Promesas tampoco ofrecía demasiado peligro. Santy Samanes disponía de una falta en la frontal superado el primer cuarto de hora, pero la pelota se perdía en el cielo vigués. No había ocasiones; no había control. Por no haber, no había ni dos pases seguidos. El partido se iba convirtiendo poco a poco en uno típico de pretemporada y las interrupciones empezaban a hacer acto de presencia. De todo menos juego.

Genialidad de Dani Vega

Al paso por el ecuador del primer periodo, los gallegos parecieron estirarse. Con balones colgados y saques de esquina intentaban meter en su área al conjunto blanquivioleta, que se defendía con orden de las acometidas de los de Rafa Sáez. Pero cuando el Promesas se alejaba cada vez más del área rival, aparecía Dani Vega. El extremeño conducía la pelota por la izquierda, se iba de su defensor, se plantaba en el área y, con el exterior, ante Gerardo Rubio, mandaba la pelota al palo de la portería del Coruxo. Una buena jugada personal que no tenía el premio merecido.
La gran ocasión despertó a los vallisoletanos, que comenzaron a estar mucho más cómodos en el terreno de juego. Robaban y abrían el campo, lo que descuadraba a un rival que, definitivamente, había perdido el balón. Higinio Marín lo intentó desde lejos antes del descanso, al que los pucelanos llegaban con mejores sensaciones.

Otra vez Quique Cubas

La maquinaria blanquivioleta volvía a la carga tras el intermedio. Iván Martín estrellaba una pelota en las piernas del portero local y los vigueses se daban cuenta de que empezaban a jugar con fuego. Un arreón les volvió a dar la pelota y los acercamientos peligrosos no se hacían esperar. Miguel Villarejo puso un buen centro que no conectó por poco Pedro Vázquez, demostrando que es pronto para que el goleador tenga afinada su habitual puntería.
Aunque los gallegos se encontraban con una nueva ocasión clara en las botas de Higinio, el encuentro caía a la misma velocidad que lo hacía el sol. En ese momento, el técnico verde decidía mover el banquillo. Primero, retiraba a un defensa, Josu Gómez, por un centrocampista, Caloi Rodríguez, y, posteriormente, daba entrada a Kike Cubas, el verdugo del filial la pasada temporada, que recogía un gran pase de Pedro Vázquez y cruzaba la pelota ante la estirada de un Dani Hernández que no podía evitar el 1-0 a pesar de tocarla.

Anuar, al rescate

Los blanquivioleta, que se habían visto con un punto en el bolsillo, comenzaron a llegar al área contraria a la desesperada. Higinio encontraba la red, pero el asistente de Ruiz Álvarez anulaba el tanto por un fuera de juego muy discutible. Sin embargo, los chavales de Albés no bajaban los brazos y forzaban un corner en tiempo añadido. Un balón que servía Mito Martín, recién entrado, que peinaba Rai Marchán y que empujaba a la red con el alma un Anuar Tuhami que, por la mañana, se había quedado fuera de la lista de Paco Herrera por la llegada del transfer de Míchel Herrero. Una carambola que otorga al Promesas su primer punto y le deja con un buen sabor de boca tras su debut liguero.