No tienen techo

Contra cualquier adversidad, sea en forma de lesiones, sanciones, lluvia o estado del terreno de juego. Nada puede con un pletórico Real Valladolid Promesas. Y eso que no era el mejor día para prolongar la racha positiva pero, aún así, el conjunto blanquivioleta logró sacar adelante el encuentro ante el Atlético Osasuna B, al que venció por 2-0 en una segunda parte que pudo ver algún gol más.

 
Todo ello a pesar de que los navarros demostraban de inicio que no habían llegado a Pucela solo de visita. Se notaba en los primeros compases del encuentro. La presión arriba de los del exblanquivioleta José Manuel Mateo agobiaba al filial local y dificultaba el característico juego de los vallisoletanos. Antonio Otegui mandaba en el centro del campo y la ocasión de Enrique Barja que salvaba Dani Hernández ponía sobre aviso a los de Rubén Albés, que trataban de sacudirse como podían el dominio rojillo.
La desapacible mañana, marcada por la intensa lluvia caída durante los noventa minutos, no invitaba a florituras y sí a un fútbol práctico y rápido que solo la verticalidad de Anuar Tuhami parecía buscar. Sin embargo, el cuero no llegaba al área y los delanteros se veían obligados a bajar para recibirlo. El partido pedía ser listos. Lo era Higinio Marín poniendo en serios apuros al meta Álvaro Fernández con un disparo cuyo rechazo mandaba alto Dani Vega. Algo de peligro que echarse a la boca antes de llegar al descanso.

Lo mejor estaba por llegar

El segundo periodo traía consigo novedades. Los visitantes dejaban de jugar por dentro para exigir a la defensa local con peligrosos centros laterales e Iván Martín no acertaba en un apurado mano a mano con el portero. Era el momento de mover ficha. Rubén Albés buscaba la revolución de otros partidos en Santy Samanes y vaya si la iba a encontrar.
El choque sufría un giro inesperado poco después. El central Mario Robles recibía en el área un golpe de Iván Márquez en un balón parado y el colegiado vasco señalaba penalti y expulsaba al jugador rojillo, que ya tenía una tarjeta amarilla. Higinio enmendaba el error en la pena máxima ante el CD Izarra y engañaba a Álvaro estableciendo el 1-0.
Pero los chavales del Pucela querían más. Y Santy Samanes se sacaba de la chistera un soberbio remate desde fuera del área que sorprendía a un adelantado cancerbero. Un auténtico golazo que desataba a los vallisoletanos. Con la tranquilidad que otorgaba el marcador y la superioridad numérica, se recreaban y, ahora sí, disponían de multitud de oportunidades. Las más claras, en la cabeza de Mario, que primero obligaba a lucirse a Álvaro a la salida de un corner y cerca del final fallaba a puerta vacía.
Trabajado triunfo del Real Valladolid Promesas, que suma su cuarta victoria consecutiva en los Campos Anexos al Nuevo Estadio José Zorrilla y se asoma a la zona alta de la tabla tras una inmejorable dinámica gracias a la cual ha sumado 16 de los 18 últimos puntos en juego.