Cruel desenlace

Lo hizo todo o casi todo para ganar, o, al menos, para no haber perdido, pero al final cayó derrotado. Muy al final, en el último suspiro. El Real Valladolid Promesas fue superior al Celta de Vigo B, sobre todo en la primera parte, pero terminó claudicando en un nuevo error defensivo a balón parado del que se aprovechó Borja Iglesias para poner el 1-2 definitivo cuando, instantes antes, los locales habían logrado la igualada por medio de Higinio Marín.

 
Como en los partidos de casa, los pucelanos comenzaban de forma arrolladora, presionando la salida de balón rival e intimidando al filial celeste. Todo con un dibujo diferente. Un interesante 4-4-2 con Higinio y David Mayoral más adelantados y Renzo Zambrano caído a banda derecha, casi como extremo, como con la primera plantilla al inicio de campaña o en el amistoso de León del pasado miércoles. Una posición no habitual para él en el Promesas, que parece dejar claro dónde le quiere ver Paco Herrera.
Durante toda la primera parte, el Pucela tenía el cuero y buscaba la velocidad de Mayoral. El abulense resultaba escurridizo para la defensa viguesa y creaba un peligro que, sin embargo, no era traducido en demasiadas ocasiones. El Celta apenas salía de atrás. Solo se dedicaba a cortar el juego con continuas faltas que dejaban a la mayor parte de su defensa con cartulina amarilla, una mochila demasiado pesada.

Cambio tras el descanso

El partido se abría mucho más en la segunda parte. El gol visitante lo cambiaba todo. Un corner botado por Gustavo Ledes lo remataba de cabeza en el primer palo un recién entrado Juan Hernández. El Real Valladolid, herido en su orgullo y bajo la gran dirección de Rai Marchán, se lanzaba al ataque y, entonces sí asediaba la meta de Néstor Díaz. Instantes después del mazazo, Higinio se plantaba solo en el área, pero se entretenía demasiado. A pesar de ello, lograba zafarse de los defensas y era objeto de un claro penalti que el árbitro no consideraba como tal. Mayoral también disponía de su opción en un disparo envenenado marca de la casa desde fuera del área que salvaba el meta con problemas.
Pero el Celta ya tenía espacios, como le gusta, y llegaba muy suelto al área rival, con un imponente Borja Iglesias, que demostraba la calidad que le había hecho acreedor del interés de Braulio Vázquez durante el pasado verano. Mera disfrutaba de la más clara en una contra, pero Tanis Marcellán sacaba una buena mano para seguir manteniendo con vida a su equipo.
Con el paso de los minutos, los locales se perdían. Solo Higinio ponía en apuros a los celestes. Rubén Albés intentaba dar un golpe de timón con un doble cambio y un tercero casi seguido, pero quien tenía la opción de marcar era el conjunto de Alejandro Menéndez en un disparo lejano de Kevin Vázquez que obligaba a estirarse a Tanis.

Final de locura

El desenlace del partido iba a resultar totalmente inesperado. Cuando todo parecía indicar que el 0-1 iba a ser el resultado definitivo, el tiempo añadido iba a ser de auténtica locura. Higinio conseguía empatar en el 92, pero el final iba a ser muy cruel con el Promesas. Un balón parado mal defendido, punto débil del equipo, permitía a Borja Iglesias, con un inverosímil remate de cabeza, otorgar tres puntos tan inmerecidos como importantísimos para el filial vigués. No había tiempo para más. Era la última jugada del choque. Y el Real Valladolid B volvía a caer en los Campos Anexos más de una vuelta después. Una derrota injusta que, a efectos de clasificación, aleja a los pucelanos a seis puntos del cuarto clasificado, el Pontevedra CF, al que visitarán el próximo fin de semana, pero que, por otra, deja el poso de que, por lo visto, hay más de un jugador que llama con fuerza a la puerta del primer equipo.