Fútbol con antifaz

Dominas territorialmente y juegas en campo contrario. Tienes más ocasiones que el rival. Pero al descanso, murmullos y algunos pitos. El Real Valladolid se autoengañó durante los primeros 45 minutos. Salió con ganas y firmó el acta con un disparo de André Leao entre palos, para ir acostumbrando a Zorrilla a castigos, transformaciones, melés y todo lo que conjuga el rugby. Si el partido hubiese sido con un balón oval, muy posiblemente el Real Valladolid hubiese ganado sobradamente, pero esto es fútbol y las llegadas tienen menos premio. No es cuestión de empujar.

Sin bandas

El Pucela estuvo sobón. Y no basta con tocarla. Se ha creído demasiado que funciona con el balón en los pies, pero por momentos pierde esa verticalidad que durante la primera vuelta ha sido uno de los pocos motivos para sonreír. Además, la ausencia de Juan Villar desplazó a Manu del Moral. El jienense desluce escorado, pierde juego de espaldas, combina menos y no es un jugador profundo para cabalgar. El equipo se deslateraliza, más si cabe con el conservadurismo que desprende Moyano, al que le cuesta un mundo desplegarse ofensivamente. Por lo menos cubre sus espaldas, algo que a Hermoso le cuesta Dios y ayuda. Nikos, en la grada por eso de llegar el último, debió tardar en explicarse su fichaje cinco minutos. Mario Hermoso mira a su alrededor y levanta los brazos para intentar justificar sus errores. Hace tiempo que dejó de colar. Mojica, jugador de fogonazos, tampoco ayuda a simpatizar con la banda izquierda del Pucela. Luego está el caso de Tiba, que es lo más parecido a incumplir una promesa teniendo capacidad para ello. Además, exige mucho más a Leao, que amerita reconocimiento con un trabajo invisible pero posicionalmente fundamental.
La primera parte discurrió entre cuatro asociaciones Del Moral-Rodri que intimidaron mínimamente a la Ponfe. Rennella demostró algo más que en sus primeras actuaciones. Es futbolista de titularidad, pero le está costando integrarse en el sistema “portugués”. La Deportiva sobrevivía en ataque gracias a Acorán, y a balón parado también mantenía sus opciones. Álvaro Antón tuvo una de las más claras, pero se puso romántico. Un remate de cabeza de Manu del Moral, bastante a la izquierda de Dinu, fue de lo poco ovacionable desde la grada. Los aplausos más reales no se escucharon hasta que saltaron a calentar Roger y Borja. Cualquier tiempo pasado…

Kepa, salvador

Tras el asueto, pocos cambios. La Ponfe seguía viva. Demasiado. Portugal percibió que, con el plan inicial, la victoria no llegaría ni aunque el partido durase una semana. Rennella, después de generar su mejor acción, un centro raso desde la derecha al que no llegaron ni Rodri ni Del Moral, fue sustituido por Roger. Los bercianos se crecieron tras una ocasión de Raíllo de cabeza que, inexplicablemente, se fue al lateral de la red cuando se palpaba el drama en Zorrilla.
Portugal probó entonces con Guzmán. El extremeño fue el invitado inesperado. Un magnífico pase largo y medido a los pies de Rodri propició una oportunidad idílica para el delantero, pero se lió y la grada dictó sentencia con el soriano. Casi desesperado, el Real Valladolid se replegó y permitió a la Ponferradina crecerse. Otra vez Raíllo, y otra vez de cabeza, puso de los nervios a Zorrilla. Esta vez encontró portería, pero también a Kepa Arrizabalaga, que metió una mano salvadora para dejar el 0-0. Hasta el final, solo Mojica pudo romper el empate. No lo hizo.