Guitián, cabeza de turco de la debacle zaragocista de Palamós

En la última jornada de la temporada 2015/2016, el Real Zaragoza visitaba Palamós con el objetivo de sellar su presencia en la promoción de ascenso. Afrontaba la Jornada 42 como cuarto clasificado y con la UE Llagostera, matemáticamente descendida, como un trámite antes de la primera eliminatoria. El equipo, dirigido por Lluís Carreras, se relajó hasta tal punto que el conjunto catalán le endosó un 6-2 a los maños. La carambola de resultados fue tal que el Zaragoza se quedó sin play off y hubo que depurar responsabilidades. 

 
El rendimiento de Alberto Guitián desde su llegada en el mercado de fichajes de invierno estaba fuera de toda duda. 18 titularidades y más de 1.600 minutos para tumbar la leyenda de que las incorporaciones navideñas apenas aportan. Pero el Zaragoza, que solo había firmado al cántabro hasta final de temporada, vio como le empezaban a salir novias solo unas horas después de quedar eliminados de la promoción. La primera opción de Guitián era quedarse en el Estadio de La Romareda. Apareció entonces la persecución: un bulo sobre un supuesto amaño. Las redes sociales quedaron incendiadas y varios jugadores se fueron de rositas.  

La curiosa oferta del Huesca

No se acababa la pesadilla, pero Alberto Guitián debía decidir su futuro. A la oferta de renovación, no muy convincente, se sumaron la opciones del Levante UD, del Real Valladolid y... ¡de la Sociedad Deportiva Huesca!. Curiosamente, la oscense era la más elevada. Casualmente, la llamada fue de Lalo Arantegui, desde hace poco Director Deportivo del conjunto maño. Él sí aceptó cambiar el Estadio El Alcoraz por La Romareda, pero Guitián se negó en rotundo a hacer el trayecto inverso. Fue por respeto al Zaragoza. Esa fue su respuesta. Un respeto que a él, muy posiblemente, se le pierda el próximo domingo cuando regrese con la camiseta del Real Valladolid.