Ilusiones de verano

A falta del enfrentamiento ante el Paços de Ferreira, en lo que será el XLIV Trofeo Ciudad de Valladolid, el Pucela de Luis César Sampedro terminaba su pretemporada en Luarca. La derrota (1-0) contra el Real Oviedo de Juan Antonio Anquela marca el final de una preparación tan llamativa como exigente. Muchos enfrentamientos y pocos entrenamientos para un estilo muy definido en un equipo blanquivioleta que sólo ha hecho aguas en sus dos últimos enfrentamientos. Las malas sensaciones de la primera mitad del duelo ante el Rayo Vallecano en Íscar se multiplicaron con los primeros 45 minutos de la derrota ante el Oviedo en el Estadio La Veigona.

 
Pese a todo, el Real Valladolid pasa con nota está preparación y parece llegar al inicio liguero con las ideas claras y las piernas cargadas para el duelo ante el Fútbol Club Barcelona B. Ante los culés, el Pucela intentará mantener el estilo mostrado, aquél que le ha valido para firmar seis victorias y tres empates y claudicar sólo en una ocasión. En esta larga preparación, el equipo de Luis César ha anotado un total de 23 goles y ha recibido sólo siete. Firmando un tanto cada 35 minutos y recibiendo uno cada 115, el Real Valladolid deja los buenos registros de un conjunto que ha llamado la atención por la fuerza en la presión y la vehemencia en las faltas.
El estilo del nuevo Real Valladolid es diferente. En fútbol, ideas y consistencia. Tanto es así que los pucelanos han visto durante esta pretemporada el 24,5% de las amarillas de la temporada pasada y sólo dos rojas menos que el equipo de Paco Herrera. Este Real Valladolid no conoce de amistosos y ha cerrado su preparación con 19 tarjetas y una cartulina roja.

Salvo en Tordesillas

La pretemporada terminaba y la última imagen del Real Valladolid era la expulsión de Deivid Rodríguez en el duelo ante el Real Oviedo. Con ella, el colegiado del duelo en Luarca señalaba el final del partido. Antes de ella, 19 amonestaciones repartidas en todos los encuentros, salvo en el inaugural ante el Atlético Tordesillas. Restando aquel duelo, Sampedro ha inculcado a sus jugadores la presión tras pérdida y las faltas tácticas antes de un mal repliegue defensivo, y lo ha conseguido. El equipo tiene identidad a la hora de defender y cierra su preparación con el enfado del último partido, las ilusiones veraniegas del resto de encuentros y un estilo lleno de cartulinas.