Merecida despedida a Augusto

"Augusto se dejó la vida cada vez que vistió esta camiseta". Esta frase de Gustavo Cabral resume el legado del argentino en el Celta. Tras unos días de debate entre el celtismo, la afición estuvo a la altura y despidió como se merecía a su capitán.

El propio futbolista tomó la decisión de jugar contra el Athletic con el consentimiento del Atletico de Madrid. El centrocampista no quería dejar el club vigués por la puerta de atrás y puso en riesgo su traspaso disputando este encuentro. Desde la llegada del equipo al estadio, Augusto recibió el cariño de la afición celeste y cuando el speaker dijo su nombre en la alineación, los aplausos se impusieron claramente a los escasos silbidos.

Su partido no fue el mejor de sus cuatro años y medio en el Celta, pero no dejó de meter la pierna en ningún momento. La presión de los atacantes del Athletic dificultó su juego y mentalmente acusó la fatiga de las negociaciones para su salida al Atlético de Madrid. Con la cabeza cansada, las piernas de Augusto comenzaron a flaquear y pidió el cambio cuando se le subió el gemelo.
En el minuto 76, el argentino abandonó el césped con lentitud, recordando en cada pisada todos los momentos de gloria y sufrimiento que vivió con la camiseta celeste. Una vez sustituido, se abrazó con todos los miembros del banquillo y aplaudió a la grada, que se puso en pie para despedirle por todo lo alto. Cuando finalizó el choque, el mediocentro saludó efusivamente a sus compañeros e incluso con algunos jugadores del Athletic como Gorka Iraizoz.
El Celta pierde a un futbolista clave y a una gran persona dentro y fuera del vestuario. Se echará de menos al almirante y capitán Augusto Fernández.