Más de una década con sabor 'da terra' en el once titular

Hace más de una década que en cada partido del Celta hay, al menos, un gallego en el once inicial. Desde el trágico descenso a Segunda la política del club cambió de forma radical y de onces plagados de extranjeros se pasó a equipos con una fuerte presencia de canteranos y gente de la tierra.

Los que en un momento eran jóvenes apuestas crecidas en A Madroa ahora son estrellas consolidadas en el primer equipo, los Aspas, Mallo o Jonny encabezan un proyecto nacido de la miseria más absoluta. Hace más de una década que el Celta siempre ha jugado con un gallego en el once, el último partido en que esta premisa no sucedió fue curiosamente un derbi.
Fue un 15 de abril de 2017 ante el Deportivo de La Coruña, el Celta descendía, por segunda vez en tres años de categoría ganado ese día 1-0 en Balaídos. Ese once estaba conformado por Pinto; Ángel, Tamas, Contreras, Placente; Pablo García, Núñez, Gustavo López, Nené, Cannobio y Baiano. Tampoco entraron gallegos en la segunda mitad ya ni siquiera estaba alguno convocado.
A partir de ahí Oubiña abrió el camino al resto, luego llegaron las oportunidades para Jonathan Aspas, Jonathan Vila, Dani Abalo, Richi o Roberto Lago. A Madroa aún tuvo que esperar a Eusebio para empezar a gozar de oportunidades, pero los fichajes de Trashorras o Rubén permitían que el Celta siempre tuviese un gallego en el once.
Noguerol, Túñez, Yoel, Joselu, Toni, Mateo, Álex López, Jota, Víctor Vázquez, Hugo Mallo, Jonny, Rubén Blanco, Sergio Álvarez, Santi Mina, David Costas, Lemos, Goldar, Borja Fenández  y por supuesto Iago Aspas han mantenido la tendencia en esta última década, la más gallega en los últimos años del Celta.
Otros como Brais Méndez, que cuenta con la confianza de Unzué o los Alende o Pampín permitirán al Celta seguir contando en los próximos años con gallegos en el once. Hasta el momento, como recuerda Afouteza e Corazón son 500 partidos consecutivos, pero serán muchos más.