Lo que antes era debilidad, ahora es fortaleza

El duelo contra el Éibar, donde el Celta se impuso, con la versión más pragmática de la temporada, por 0-4 dejó para la estadística tres goles a balón parado. Algo que para la aficion celeste es complicado de ver, incluso de recordar. Lo que ha sido una debilidad del equipo desde hace años, con Unzué lleva camino de convertirse, al menos en la parte ofensiva, en una fortaleza.

 
El Celta suma diez goles en las seis primeras jornadas de liga, unos datos buenos, inflados por la goleada de Ipurúa, pero si por algo destaca esta estadística es porque la mitad, cinco, se han logrado con la pelota detenida. Unzué siempre fue el encargado de la estrategia en los equipos de Luis Enrique, algo de lo que el Celta sacó provecho durante su estancia, una temporada, en Vigo.
Ahora al mando de la nave celeste, parece que Unzué sigue mostrando su predilección por entrenar este tipo de acciones en A Madroa, algo que desveló Pione Sisto en la rueda de prensa de este lunes. A los tres goles logrados este domingo, uno de Cabral, otro de Pablo Hernández y el lanzamiento de falta de Pione Sisto se le suman otros dos tantos.
Maxi Gómez logró, ante la Real Sociedad, en el primer partido de este curso un tanto tras la botadura córner. El delantero uruguayo remató de primeras, en el segundo palo, un despeje defectuoso de la zaga donostiarra tras el centro de Daniel Wass. Maxi encontró en esa acción el hueco para poder batir a Rulli.
También fue Maxi Gómez, aunque el acta arbitral señala el tanto como en propia meta de Camarasa, el que cabeceó otro saque de esquina de Daniel Wass en el Benito Villamarín. Son cinco goles salidos de un balón parado, un dato más que importante en un Celta que siempre se mostró ineficaz en esta faceta del juego.