El clásico aragonés viene de vacaciones
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Se ha pegado dos meses en Salou, como es de ley. Pero ayer llamó. “Oye maño, has visto que Popoviz (porque para el clásico aragonés, Popovic es con z) se va a Tailandia? ¿Pero no era tan buen entrenador? Ya nos la cascó bien ya”. Y es que el clásico aragonés, cuando vuelve de vacaciones, vuelve con mucha fuerza.
Hablando ya del Zaragoza, el clásico aragonés me cuenta que vio el partido ante el UCAM Murcia en La Parada, un café de Salou donde se junta con el mítico Antonio, maitre de la vieja escuela y propietario ya retirado del no menos mítico restaurante Antonio. Me cuentan que les echaron la bronca tres veces. ¿Por los goles del Zaragoza?, le pregunto. “No, por lo de siempre. Porque dicen que gritamos mucho al hablar. Cuando vamos al café a las 9 de la mañana se montan unas polkas... Los vecinos nos tienen fichaos, maño”. Antonio espera que este Zaragoza sea como sus arroces o sus Doradas: "de máximo nivel".
De momento, el clásico aragonés no las tiene todas consigo. “Eso de ganar el primer partido tan claro está muy bien. Pero ya sabes que alguno vendrá y la joderá. Mucho aplauso a Zapater, mucho pedir que Cani vaya a la selección…”. El clásico menea la cabeza con cierto pesar. “¡Harán dos partidos malos y les chuflarán más que el tren al del chiste!”.
En cuanto a los posibles fichajes, el clásico aragonés lo tiene claro. “Yo me barrunto que igual vuelve Lafita. Si el hermano pequeño se ha ido a los petrodólares del Valdefierro ya vale de petrodólares en casa. Igual hablo con su padre como hizo Zapater con Cani…”.