Las pretemporadas son los padres
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Durante muchos años tuve el inmenso placer de seguir al Real Zaragoza en sus pretemporadas. Eran buenos tiempos, casi siempre con el equipo en Primera (alguna tocó también en Segunda), tiempos boyantes en los que durante algunos días de verano prensa, equipo y algunos aficionados convivían con absoluta normalidad en los hoteles de concentración del equipo.
En pretemporada uno igual se desayunaba saludando amigablemente a D’Alessandro como por la tarde se tomaba un café tranquilamente con el capitán Aguado en una terraza pirenaica. Marcelino García Toral animaba a jugar un partido contra el cuerpo técnico o Txetxu Rojo comentaba con diversión uno de los reportajes que ese día traían los periódicos. Mientras, jóvenes como Longás, Gotor, Goni o Cani miraban como búhos alrededor tratando de exprimir cada momento al máximo sin meter la pata ni caer en alguna trastada de los compañeros.
En pretemporada todo el mundo es feliz porque todo el mundo juega. En los amistosos, ‘todo er mundo es güeno’. Los nuevos fichajes apuntan maneras (cuidado con Tal y Cual que son de lo mejor que hemos visto en mucho tiempo), el veterano ha llegado en forma, los chavales jóvenes parece que tienen nivel para estar en el equipo y el entrenador (que además es nuevo y ha implantado una metodología más moderna que beber en botijo de metacrilato) está muy contento con ellos. Aquél ha llegado un punto fuera de forma y tendrá que hacer trabajo específico (creemos que le han multado) y ése está como una bestia y se va a comer la temporada. Te lo digo yo.
Fulano se va a marchar esta tarde a otro equipo pero ojo no digas nada porque la información está secuestrada hasta las 18.00 y Mengano le ha pedido a Jaime Galindo las llaves del coche de alquiler porque en la tarde libre se van a marchar a Amsterdam y les vas a hacer un favor cojonudo que luego sabes que nunca jamás te cobrarás.
Cambian los nombres, cambian los tiempos. Pero las pretemporadas, amigos, siguen siendo los padres. Ya hablaremos en agosto cuando venga Paco con las rebajas. Entonces empezará lo bueno. Y lo de verdad.