La gran oportunidad
Está el Real Zaragoza ante una oportunidad histórica. Y no me refiero únicamente a la posibilidad real de regresar, tres años después, al lugar que nunca debió abandonar. Está cerca, muy cerca y su galope tendido atrona con fuerza en los oídos de los que todavía van por delante. Sienten el miedo. La cuestión ahora es si el equipo de Carreras será capaz de mantener el ritmo de caza porque la sensación es que el Zaragoza es dueño de su propio destino. Si logra sobreponerse a las bajas y mantiene la intensidad que le llevó a completar ante el Alcorcón uno de los mejores partidos de la temporada, lo habrá conseguido.
Pero me atrevería a afirmar que casi tan importante como la vuelta a Primera es la reconstrucción integral de la Ciudad Deportiva. De poco servirá un club en la élite si la base continúa hecha añicos como en la actualidad. Una entidad firme se edifica sobre unos cimientos sólidos. La cantera como razón de ser. Jamás debió consentirse el maltrato y la inacción a la que viene siendo sometida desde hace demasiado. También con la actual propiedad.
Por eso, la llegada de Ramón Lozano y Ángel Espinosa supone mucho más que aire fresco. Ilustres canteristas, el Real Zaragoza necesita rescatar figuras tan válidas como necesarias. Ambos forman parte de aquella nómina sagrada integrada también por otros leones de cuna como Carlos Rojo, Javier Garcés o Manolo Villanova. Con ellos, el Zaragoza fue grande desde la base. Y recuperar esa grandeza se antoja ahora, también, una oportunidad histórica. Julià lo tiene claro. Y eso tranquiliza al zaragocismo, que sueña con volver a sentirse en su casa.