Hombres planos

Lejos de arrepentirse, Carreras volvió a calificar el pasado domingo a sus futbolistas de “planos”.Ya lo había hecho horas antes en la previa y repitió tras la agónica y terrible victoria ante el Oviedo. Se refiere el técnico a la ausencia de una personalidad definida, a la inexpresividad de futbolistas impávidos que parecen ni sentir ni padecer. “Tras una victoria les tengo que preguntar si están contentos”, asegura el catalán.

 
Mal asunto ante tamaña empresa por delante. Ahora que el fútbol y las cuestiones tácticas pierden peso en favor del alma, el espíritu y los ojos inyectados en sangre, el entrenador confirma lo que ya se sabía pero que, en su boca, duele en el alma: estamos ante un equipo sin líder y en el que nadie coge a otro de la pechera ni se acuerda de sus familiares. A uno se le aparece Culio entre los pocos –quizá el único—que podría ejercer ese tipo de acciones en busca de una reacción valiente. De hecho, ni siquiera Carreras o el propio director deportivo disponen de ese perfil.
La duda es si la referencia del técnico a esa inexpresividad de sus hombres es provocada. Me atrevo a afirmar que sí y que Carreras persigue ahora un ataque de rebeldía de sus soldados necesario para seguir con vida y salir victoriosos de la batalla. Tocar, en definitiva, los genitales a los suyos ahora que el grosor de estos adquiere una importancia notablemente más relevante que el propio fútbol.