Tranquilidad en las alturas

Después de la marabunta que supone un mercado invernal y más si antes de comenzarlo se destituye al entrenador y al Director Deportivo, llega una calma necesaria que además está potenciada por las dos victorias que ha conseguido el equipo ante dos rivales directos y en la fase más decisiva de la temporada.

La calma sirve para ver las cosas con poso, con distancia y con la tranquilidad necesaria en un club tan castigado como es el Real Zaragoza. Estos tiempos de mesura también sirven para enviar mensajes y los dirigentes del club aragonés están lanzando uno muy claro para el que lo quiera escuchar: El objetivo de la entidad es el ascenso, pero en el caso de que no se consiga ya se ha trazado un plan de viabilidad económica para subsistir una temporada más en el infierno, si fuese menester.
Escuchar este tipo de cosas obliga a la reflexión. Por un lado, fastidia que haya algún zaragocista pensando en no ascender (pensamiento realista en un equipo que es décimo después de ganar dos partidos) y por otro, tranquiliza que después de muchos años de zozobra haya gente capaz y responsable que sujete las riendas del club y asegure un futuro vital para una sociedad más cercana a la quiebra que a otra cosa.
Las fuerzas vivas de Aragón quieren mantener en lo más alto los valores más prestigiosos de la región. El pasado 24 de diciembre tuvo lugar una comida en la que empresarios, políticos, economistas, notarios, constructores y otros componentes de la alta sociedad aragonesa se conjuraron para asegurar el futuro de la comunidad. Entre todos esos bienes a proteger está el Real Zaragoza, que hace ya un año y medio que está en manos responsables y de máximas garantías.
Por eso es vital que entre la pelotita, que el equipo gane al Osasuna y al Alavés, que encadene una buena racha de victorias, que se coloque en el grupo del ascenso, que llegue fuerte a junio y que consiga el objetivo. Porque con el Zaragoza en Primera, las fuerzas vivas de la comunidad apoyando y el zaragocismo haciendo fuerza, se podría asistir a la resurrección de un club que lleva mucho tiempo moribundo.