El Zaragoza no falla en un duelo decisivo

Real Zaragoza y Oviedo se jugaban el todo por el todo por el todo en este duelo vital por acceder al playoff de ascenso. El partido estuvo abierto y un solitario gol de Guitián fue el que lo decantó del lado aragonés. Los primeros minutos fueron de claro dominio asturiano como consecuencia del plan de David Generelo –quien conoce muy bien a la afición de La Romareda- que consistía en presionar en su campo a los zaragocistas y hacer un inicio agobiante para poner nerviosa a la parroquia local.

 
Fruto de ese claro dominio inicial de los ovetenses llegaron un par de ocasiones que pudieron haber sido más claras si los delanteros hubiesen estado más acertados. El Real Zaragoza no se podía sacudir esa presión y sufría en los primeros 7 minutos. Tuvo que ser la conexión más rentable que tienen los aragoneses la que obligó a retrasarse al Oviedo. Lanzarote encontró a Ángel entre los centrales y el delantero canario remató a bocajarro para encontrarse con una mano salvadora de Rubén Miño.
Fue una ocasión clarísima que espoleó al equipo de Carreras –de nuevo en la grada por sanción- y consiguió abortar el plan de Generelo. Diamanka volvió a inquietar a Miño en una buena acción individual, pero su remate se marchó por encima de la portería.
En una fase de asedio local, Lanzarote puso un gran centro que remató de cabeza Ángel en línea de gol y se volvió a encontrar con el portero oviedista. El rechace lo empalmó Guitián y Miño lo sacó desde dentro de la portería. Tras un segundo de desconcierto, el asistente corrió hacia el centro del campo y Ocón Arráiz dio el gol.
El encuentro entró en una fase de alternativas. Ninguno de los dos equipos conseguía dominar el centro del campo y el balón no tenía dueño. La velocidad de Kone ponía algo de inquietud en las acciones ofensivas visitantes, pero no se traducían en acciones claras de gol.
La segunda parte comenzó con la misma incertidumbre en lo que hace referencia al control del partido. Ni el Zaragoza aprovechaba su ventaja ni el Oviedo aparentaba necesidad. Eso sí, los dos equipos llegaban a las áreas. La primera acción fue de Isaac, que volvió a probar a un gran Miño. Más tarde, Kone marcó en fuera de juego y Hervías hizo trabajar a Manu Herrera.
El Real Zaragoza no conseguía tener el balón y sufría. Alguna acción aislada certificaba su calidad ofensiva, pero poco más. Generelo pasó al plan B y puso a tres delanteros. El zaragozano Linares y Cervero acompañaron a Kone en la última fase del encuentro. La mejor ocasión fue local. Primero Pedro no pudo acabar bien un mano a mano con Miño y Cabrera cabeceó al travesaño el saque de esquina posterior.
A falta de siete minutos para el final, Carreras ordenó un cambio claramente defensivo al meter a Rubén por Lanzarote y la afición de La Romareda demostró su desacuerdo. Pero el técnico no se fiaba del Oviedo y apostó por defender el 1-0 a la vieja usanza. El Oviedo entendió el mensaje a su favor y se lanzó a por el empate. Cervero pudo empatar en un cabezazo que se fue alto. Así acabó el partido. Con una victoria de vida para el Zaragoza y derrota de muerte para el conjunto astur.