El Zaragoza salva los muebles en Albacete

A sabiendas de que tenía que buscar mejores resultados que los cosechados las dos últimas jornadas, Imanol Idiakez revolucionó el once en el Carlos Belmonte. Lo más llamativo fue Eguaras. También la presencia de Perone. De ser el cuarto central, al titular. Y Marc Gual comenzaría en el banquillo. Se le aplaude a Idiakez el hecho de intentar cambiar las cosas. Lo malo es pasó de malo a peor. Empate del Real Zaragoza en Albacete que fue el mal menor del choque.

Si uno analiza la primera parte del Carlos Belmonte, puede comprobar que el Real Zaragoza va en caída libre. Al Albacete, uno de los equipos revelación del curso, solo le bastaron tres minutos para ponerse por delante en el marcador y manejar a los blanquillos como a un títere. La jugada del gol de Rey Manaj solo se compuso de tres toques. El lanzamiento de la falta, el toque al corazón del área y el remate del atacante de los manchegos. Lasure tuvo buena parte de culpa en ese primer gol. Verdasca y Perone, por no saber secundarlo, también.

Después de ese gol, el Zaragoza empezó a desangrarse poquito a poco. Entre las ocasiones del Real Zaragoza solo se contaron un disparo lejano y con muy poco peligro de Papu y, antes que eso, un tiro al palo de Lasure, que recibió un gran pase del recuperado Eguaras. Fue de los pocos detalles que dejó en su vuelta.

Cristian tuvo que salvar un disparo peligrosísimo de Tejero, pero nada pudo hacer en el segundo gol del Albacete. Fue otro regalo de la zaga blanquilla. Un saque de esquina desde la izquierda bastante mal puesto por Eugeni llegó a Verdasca que la tocó para meterla, nadie sabe cómo, en su propia portería. El Albacete se plantaba 2-0, con los deberes hechos y en solo 20 minutos.

El ataque siguió tan improductivo como desde Oviedo. Lo flagrante esta vez fue que el primer balón que tocó de manera prolongada Álvaro Vázquez fue pasada la media hora de juego. De Pombo, sin mayores noticias. Para colmo de males, en dos minutos negros, Papu y Verdasca, en jugadas consecutivas, pedían el cambio e Idiakez agotaba de una tacada sus dos primeras sustituciones, dando entrada a los 'castigados' Gual y Grippo.

Cambio de registro

Sin embargo, para sorpresa mayúscula de propios y extraños, el Real Zaragoza sacó fuerzas de flaqueza para dar un paso adelante en la segunda mitad. Con más corazón y coraje que vistosidad, el equipo de Idiakez consiguió un gol tempranero en la reanudación. Un gran pase filtrado de Lasure a un, hasta el momento inédito, Zapater, propició que el ejeano le regalase a Marc Gual su primer gol como zaragocista. Era el 2-1 y todavía quedaba mucha segunda parte.

Ese gol le dio alas al cuadro aragonés que, de estar bloqueado por el Albacete, pasó a bloquear por momentos a los manchegos. Tuvo más balón, lo supo manejar con algo más de criterio y fabricó y amasó algunas buenas jugadas que rondaron la portería rival. Pombo, con un disparo lejano, a punto estuvo de empatar. A todo esto, el Albacete también las tuvo y Eugeni bien pudo hacer el tercero de los suyos.

Con más determinación y encerrando poco a poco al Albacete, el Real Zaragoza buscaba su premio. Ya no el de la victoria. Al menos el que le diera un punto. El premio a esa persistencia, no así al buen juego, llegó con el gol de Álvaro Vázquez a poco más de diez minutos para la conclusión del choque. El Real Zaragoza reestablecía las tablas y todavía tenía minutos, incluso, para buscar los tres puntos.

Rebosante de confianza, en esa recta final Marc Gual lo intentó desde lejos. En la recta final Soro salió a modo de revulsivo para sustituir a un fatigado Pombo. Antes de eso, Cristian Álvarez volvió a salvar los muebles otra jornada más salvando a bocajarro una ocasión de gol clara de Ortuño.

Soro, el chaval, tuvo en el descuento una buena triangulación con Zapater que a punto estuvo de llegar a buen puerto, pero el arquero del Albacete estuvo más avispado. Minutos después, Soro quiso seguir enmendando su actuación ante el Lugo y se sacó otro centro envenenado que buen pudo terminar en gol, pero terminó en córner y, tras el saque de esquina, terminó el partido. Un choque que regaló a medias un Zaragoza que, en la segunda mitad, pudo salvar los muebles.