La ausencia de fútbol hunde al Real Zaragoza

No era fácil la tarea que tenía el Real Zaragoza en Tenerife. El Heliodoro Rodríguez López ha sido territorio inexplorado por las victorias visitantes durante todo este curso. Raúl Agné quiso probar suerte, como otro candidato más a la hora de romper el maleficio de la isla. Y lo hizo con una pequeña revolución en el once. Ratón sustituía a Irureta en la portería, Casado volvía al lateral izquierdo y Dongou acompañaba a Ángel arriba, siendo lo más llamativo la presencia de Jesús Valentín en el doble pivote junto a Alberto Zapater. Cómo estarán las cosas para que un recién llegado sea dos veces titular, en dos semanas y en dos posiciones distintas. 

Lo cierto es que esa pequeña revolución solamente sirvió para sujetar el empate a cero. O al menos en la primera parte. El equipo de Raúl Agné se mostró efectivo en defensa y, aunque el Tenerife gozó de varias ocasiones, ninguna fue realmente clara. Bien por las intervenciones de Ratón, o bien por el buen achique que hicieron Cabrera y Marcelo Silva, lo cierto es que, atrás, los blanquillos vivieron bastante tranquilos.
Esa tranquilidad, en buena medida, también vino desde la medular. La prueba de jugar con la dupla Zapater y Valentín salió bien... pero solo a medias. El recién llegado, que estrenaba posición sobre el terreno de juego como zaragocista, hizo una gran labor de 'coche escoba' y recuperó durante el primer periodo una enorme cantidad de balones. El problema venía después, cuando el Zaragoza tenía que salir al contragolpe. Faltaba un jugador con capacidad creativa.
La realidad sobre el césped es que ni Zapater ni Valentín podían tomar decisiones con el balón en los pies. Si a eso sumamos que entre el centro del campo y la delantera había una grandísima distancia, el resultado fue un escasísimo número de ocasiones. Dos o tres, entre tiros lejanos y jugadas de combinación que, o bien no fueron rematadas, o bien se fueron muy desviadas. Entre la medular y la dupla atacante Ángel-Dongou hubo un agujero negro que se tragó la mayor parte de los balones que intentó jugar el equipo de Raúl Agné.
A eso, por supuesto, hay que sumarle el escaso aporte en ataque que ofrecieron las bandas. Ni Xumetra ni Xiscu se mostraron verticales. Más bien al contrario. Jugaron demasiados balones atrás, se ofrecieron en escasas ocasiones y su juego se caracterizó por la cantidad de balones horizontales que jugaron y que, en la mayoría de ocasiones, regalaron a los jugadores del Tenerife en ese ya mencionado 'Agujero negro'. En definitiva, la carencia del Real Zaragoza estaba clara sobre el césped del Heliodoro: faltaba un creador. Y sin él, el 0-0 era lo más lógico en el marcador.  

Sin creación 

La segunda parte empezó con un susto mayúsculo. Un córner -el primero de la segunda parte para el Zaragoza- casi termina en tragedia. Casado puso un balón abierto que regaló a su rival para que montase una contra rapidísima. La jugada por banda derecha terminó con pase atrás a Cristo, que a su vez dejó en bandeja a Aaron, que estrelló contra todo el larguero. La Virgen del Pilar desvió ese balón, porque fue un milagro que no entrase...
Y es que el Tenerife fue el que salió a por el partido en la segunda mitad del encuentro. Los 'chicharreros' se adueñaron del balón, crearon ocasiones y se estiraron con la intención de dejar los tres puntos en las islas. Lo bueno fue que el Real Zaragoza, aunque estaba muy perdido en la zona de ataque, aguantó el temporal en defensa. Silva y Cabrera se entendieron a la perfección y Valentín todavía tenía gasolina para seguir destruyendo juego enemigo. 
La dinámica en el ataque cambió con las entradas en el campo de Edu García -que volvía después de haber sido intervenido de su testículo- y de Lanzarote. Primero, el canterano le dio un aire nuevo a la banda de Xumetra, un carril derecho que prácticamente no se exploró hasta su entrada. En varias jugadas le dio recorrido e incluso respondió a los arreones del Tenerife con un tiro lejano que llevaba muy mala intención. 
Otro aire también le dio la entrada de Lanzarote. Ocupó la posición de enganche y, por primera vez en el encuentro, la medular y el ataque comenzaron a conectar. Tan sencillo como colocar a un hombre con fútbol, sin embargo el Real Zaragoza (y Raúl Agné) tardaron nada menos que 65 minutos en empezar a generar jugadas de varios toques. El Tenerife seguía a lo suyo y el equipo blanquillo -vestido de rojillo- resistió con mucha entereza. 

La lógica del fútbol

Sin embargo, las ocasiones claras del Zaragoza llegaron a balón parado. Concretamente una. Lanzarote se puso el guante a falta de 15 minutos para el final y le puso a Ángel un balón delicioso. Sin embargo, la defensa achicó muy bien. Pero cuando no tienes fútbol, lo normal es que no marques goles. Si a eso le sumas que tu rival cada vez aprieta más, al final lo lógico es que lo pagues. 
En una de sus múltiples llegadas, el Tenerife forzó un córner que puso Omar a la cabeza de Germán Sánchez. El balón terminó dentro de la portería de Ratón y un Real Zaragoza que ya intentaba guardar el punto, de pronto se encontró con ninguno. Es lo normal. Si no generas fútbol, difícilmente llegarán los goles. Con el gol en contra Agné tiró de Morán a la desesperada, pero ya solo fue pólvora mojada. 
Derrota en tenerife para un Real Zaragoza sin ideas y sin fútbol que pagó cara su arriesgada apuesta. Cada jornada que pasa los puestos de playoffs se siguen alejando y, aunque queda toda la segunda vuelta por delante, este equipo empieza a dar síntomas de agotamiento. Dijo Agné, la semana pasada, que a este equipo le faltaba músculo. Pero es que ahora también ha demostrado que le falta fútbol. 

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