El Zaragoza entra en pánico y regala otro partido más

Como se suele decir, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. En el caso de Raúl Agné, este dicho se puede aplicar al cien por cien. Si la semana pasada planteó un partido sin fútbol, con un centro del campo con dos jugadores de claro perfil defensivo, esta semana volvió a insistir en esa idea. Fue por eso que el Real Zaragoza volvió a adolecer de ideas en ataque y sufrió demasiado en La Condomina. 

Y lo cierto es que el Real Zaragoza no comenzó de todo mal el encuentro. Aunque sin demasiada calidad, el conjunto blanquillo comenzó el choque ante el UCAM acercándose por hasta tres veces a la portería de Biel Rivas. Sin embargo, el problema fue idéntico al de la semana pasada. Nadie era capaz de rematar con decisión sobre la portería rival y muchos balones se pasearon por el área rival o se marcharon por la línea de fondo. 
En la segunda parte del plan fallido de la medular, con Valentín y Zapater, Cani fue el que quiso aportar algo de fútbol para el Real Zaragoza. Sin embargo, ese efecto solamente duró unos minutos y pareció coincidir que su ímpetu se esfumaba a la vez que Ais Reig le sacaba la amarilla cuando se llegaba al cuarto de hora de la primera parte. El Zaragoza no atinaba con la fórmula de crear juego... y peligro. 
Como es natural, pasó lo que tenía que pasar. El UCAM, viendo que su rival no le planteó demasiados problemas en los primeros minutos, decidió sacudirse el letargo y decidió dar un paso adelante. Tras varios avisos claros en los que Irureta salvó a su equipo, finalmente fue Collantes el encargado de hacer reventar, por segunda semana consecutiva, las ideas de Raúl Agné. Esta semana fue más pronto que en Tenerife. En una jugada en la que el UCAM hizo hasta tres pases dentro del área, el Real Zaragoza evidenció que no solamente tiene un gran déficit de fútbol.
También lo tiene de tensión en defensa. Lo peor, encima, es que el cuadro local se lo creyó y quiso seguir hurgando en la herida del león. Por fortuna, no encontró más veces la portería, aunque no fue porque no lo intentase... Por sumar algo más a este cóctel de fatalidades: aún quedaba la segunda parte. 

Acoso y derribo

A falta de fútbol, el Real Zaragoza le puso corazón en la segunda mitad. El conjunto blanquillo dio un paso adelante sobre el césped, pero se encontró con la defensa murciana o con las decisiones -poco afortunadas- de Ais Reig. Cabrera fue el primero que avisó con un remate a bocajarro en las narices de un Biel Rivas que consiguió despejar con el pie. Con algo de fortuna, pero despejó al fin y al cabo. 
El segundo en avisar fue un Xumetra que en la segunda parte fue de lo mejorcito del equipo de Agné. Estuvo activo por su costado y por el medio y tuvo un par de ocasiones claras. En otra también fue derribado, pero colegiado estimo que era mejor mirar hacia otro lado, más preocupado en regañar al técnico del Real Zaragoza que en centrarse en lo que era una falta clara. 
Ángel tuvo la que, quizá, fue una de las más claras de la segunda parte. Pero tras un magnífico control, eligió mal sus opciones y mandó el cuero por encima de la portería de Biel Rivas. Insistía e insistía el equipo aragonés, pero Raúl Agné decidió no mover ficha... En 70 minutos de juego, el equipo seguía siendo el mismo y el técnico no agitó el partido con algún revulsivo. El primer elegido, por cierto, fue Erik Morán. Más vale tarde que nunca...
Agné quiso meter dinamita al equipo por la izquierda con la entrada de Dongou. Y es que Edu García no tuvo su mejor tarde como zaragocista. Más bien, fue una de las peores y el canterano estuvo prácticamente inédito hasta ser cambiado. Para colmo de males, poco después Isacc no podría seguir en el terreno de juego y el técnico del equipo aragonés tendría que agotar su última bala metiendo a Bagnack en el campo. 

Con prisas y sin gol

El Zaragoza no encontraba portería. Ángel y Dongou tiraron por la borda otra ocasión clarísima y en ambos tiros la defensa taponó. Collantes estuvo a punto poco después de marcar el segundo gol para el UCAM en una salida en falso de Irureta. Cabrera se contagió y a renglón seguido casi le regaló un gol al UCAM. Collantes casi logra el doblete. En el último arreón zaragocista, ya en el descuento, Luis Fernández salvó en la línea lo que parecía el empate. 
Tercera derrota consecutiva de un Real Zaragoza que se ha olvidad de competir y que empieza a alejarse seriamente de los puestos del playoff. El equipo aragonés ya no muestra fútbol y, lo preocupante, es que cada vez se acerca más a las posiciones de abajo, que a las de arriba. Agné debe replantearse su idea de equipo e intentar recuperar el ánimo de un equipo que, a día de hoy, está muerto física y anímicamente.