El Zaragoza le regala tres puntos al Córdoba

Aunque no siempre, la lógica siempre se acaba imponiendo en el fútbol. El guión, con el Real Zaragoza, también empieza a ser recurrente. Otra derrota en la última jugada de un equipo incapaz y de un entrenador todavía peor. Esta vez decidió esperar a hacer su último cambio en el descuento y, en lugar de ir hacia delante, sacó a un defensa (Valentín) por Lanzarote. Hizo bueno dicho de: cuando te pones el pañal es que lo piensas manchar...

Lo cierto es que, desde los primeros minutos, los de Raúl Agné salieron con una idea clara. Esperar y clavar el aguijón cuando llegase la ocasión. Pero lo cierto es que esa ocasión propicia apenas llegó en la primera mitad. Así que lo único que hizo el Real Zaragoza fue esperar atrás y contener las llegadas de un Córdoba que, siendo honestos, lo hizo con más voluntad que calidad. 
Pero la realidad estaba ahí. Los locales fueron los que se adueñaron de la posesión del balón. Los que buscaron las ocasiones por las bandas. Los que balón parado intentaron estirar a su equipo y encontrar el premio. Resumiendo: los que quisieron irse al descanso por delante. Comandados por un buen Javi Lara, el juego andaluz pasó por sus botas en muchas fases del encuentro. Fundamentalmente a balón parado, pero también con detalles técnicos y buenas combinaciones. 
¿Y el Real Zaragoza? Pues para ver su ocasión más larga de la primera mitad hubo que esperar al minuto 33 de juego. Hasta entonces, el caos en el dibujo se apoderó de sus jugadores y eso se resumió, en muchas de sus jugadas, en precipitación a la hora de combinar. Destable, eso sí, fueron las labores de varios jugadores. Marcelo Silva volvió a ser el capo de la zaga. Tan al límite fue que, desde bien pronto, ya tenía el lastre de la tarjeta amarilla. 
Javi Ros también estuvo muy activo en la medular. Una medular que, además de por el navarro y Zapater, también estuvo formada por Cani. Parecía que el zaragozano actuaría por la banda. Pero en muchos momentos de la primera parte fue el que se acercó hasta los dominios de Saja para sacar el balón. Ahí fue cuando se desdobló Feltscher. Fueron habituales sus incorporaciones con potencia en el campo del Córdoba. Incluso llegó a línea de fondo en dos o tres ocasiones, aunque nunca tuvo el acierto de colocar un buen centro. 
Y así pasaban los minutos. Entre la voluntad de unos y el caos ordenado de otros. El 0-0 parecía seguro al descanso, pero entonces llegó el momento de dar el primer picotazo blanquillo. Una recuperación en el centro del campo terminó en los pies de Xumetra que, al primer toque en la medular, habilitó a un Ángel que en carrera pasó entre los dos centrales del Córdoba y terminó batiendo a Kieszec con un disparo cruzado. Primer tiro del partido, primer gol para los blanquillos. Sin merecerlo demasiado, el Real Zaragoza se marchaba al descanso por delante. 

Errores que condenan

En la segunda mitad, el Real Zaragoza salió exactamente con la misma idea, pero con una diferencia. Tenía un gol más. Agné movió el banquillo en el descanso sacando a Edu García por Xumetra. Ese cambio se notó, ya que en los primeros compases de la reanudación, el extremo participó en el juego ofensivo del equipo. Tanto fue así, que incluso el equipo de Raúl Agné tuvo un par de ocasiones conforme corrían los minutos. 
La primera fue del propio Edu García. Una buena combinación con otro recién incorporado, Dongou, terminó en un tiro de García que se fue lamiendo la cepa del poste. Antes, Feltscher, en una de sus múltiples incursiones en área rival, también quiso probar suerte pero se topó con la defensa califal. Eran buenas sensaciones. El Zaragoza, dentro de su caos táctico, parecía que quería más.
Pero entonces llegó un saque de banda para el Córdoba. Algo tan inofensivo como eso terminó en gol de los andaluces. Lo cierto es que el balón se paseó por el área del Real Zaragoza sin que nadie acertase a despejar. Primero pasó por la zona de Marcelo Silva. El uruguayo, que había estado correcto gran parte del encuentro, no acertó a despejar ese balón que caía con nieve. Después llegó a la zona de José Enrique, que tampoco la olió. El gol fue de Rodri.
Era el principio de una concatenación de errores. El Real Zaragoza, desde ese momento, fue dominado de cabo a rabo por el Córdoba. Desde el banquillo, Raúl Agné tampoco ayudaba. Después de hacer dos cambios rápidos (Edu García y Dongou) decidió dejar de ejercer como entrenador cuando el equipo debió dar un paso adelante. 
Después de que el técnico fuera expulsado por reclamar un penalti -que pareció bastante claro- sobre Dongou, el Real Zaragoza siguió sin reaccionar. Siguió regalándole la pelota a su rival. Un cuadro andaluz que se creció y que aún tendría más opciones de adelantarse. Lo terminaría haciendo, para ganar el partido en la última jugada, pero antes estaba el último cambio sorpresa de Agné. Retiró a Lanzarote y sacó al defensa Valentín cuando lo que necesitaba era dar un paso más adelante. Finalmente, la aplastante lógica mandó de nuevo y Markovic repitió el guión que tantos otros días ha vivido ya el equipo blanquillo este curso.