El Zaragoza repite ridículo en casa ante un filial

El Real Zaragoza da síntomas de ser un cadáver. Desde hace semanas, el conjunto de Raúl Agné ya no intimida a nadie. Ni siquiera a un filial. Lo volvió a demostrar delante del Sevilla Atlético con otra primera parte para el olvido. Sin mordiente, sin intimidar a un rival que se limitó a aguantar en su campo y con un filial hispalense que, de repente, comprendió que tenía que atacar al campo rival e hincar el diente a un Zaragoza timorato. Al menos, en la primera parte...

Lo cierto es que en la primera mitad el conjunto blanquillo se limitó a aguantar de manera correcta en su campo. El Sevilla Atlético, consciente de que era el visitante, también lo hizo. Pero con diferencias. La mordiente del filial andaluz fue más mortífera que los de Raúl Agné (durante dos partidos en la grada). El Zaragoza jamás dio sensación de peligro en su campo, en La Romareda, mientras que los andaluces fueron, tacita a tacita, llegando al área rival. 
Mucho centrocampismo en la primera parte, cierto. Pero el Sevilla Atlético fue mucho más decidido que el Real Zaragoza. Apenas una ocasión lejana de Ángel, mientras que los hispalenses fueron percuentiendo poco a poco en la portería del 'chino' Saja. Tanto fue el cántaro a la fuente que, al final, se rompió. Gual, que remató plácidamente de cabeza en el área del conjunto blanquillo, bajó al conjunto de Raúl Agné a la cruda realidad. ¿Bajar a la realidad? Quizá no... A lo mejor lo reafirmó en una situación en la que lleva inmerso varias semanas ya. Aunque, a veces, gane....

Segunda parte

En la segunda mitad el Real Zaragoza siguió sin inquietar demasiado a la portería de un Ondoa que acabaría, sin predecirlo, encaminando el camino a los vestuarios. El Real Zaragoza no dio síntomas de buscar la remontada pese a que Edu García, uno de los clavos a los que agarrarse, marcó el gol del empate para el conjunto blanquillo. Sin embargo, fue un espejismo. 
La indignidad hizo acto de presencia en el 85 aniversario del Real Zaragoza. Ningún jugador quiso celebrar el cumpleaños del equipo blanquillo y todos y cada uno se escondieron de la celebración. Con el marcador adverso -insistitimos- el equipo aragonés no quiso ni siquiera se presentó en el el acto. Edu García (quizá el único arrepentido por la derrota) quiso maquillar el marcador al materializar una cesión dentro del área. La única ocasión clara que tuvieron los zaragocistas en toda la segunda parte. 
Al final, la realidad manda. El Real Zaragoza volvió a permitir que un equipo (sin portero) le comiera la tostada en el tiempo de descuento). Cotán derribó la pequeña muralla que el equipo de Agné, o de Rodri según se mire, intentó levantar en el campo. Un gol que no hace sino helar a un Real Zaragoza que aún no tiene materializada su salvación y que, una vez más, suma un ridículo en su campo, ante su gente. ¿Cuándo terminará esto?