Láinez transforma al Zaragoza en el león del escudo

El efecto Láinez quedó patente desde el inicio en el Martínez Valero. El sello del nuevo entrenador era evidente en varias cuestiones básicas: presión solidaria de los hombres de arriba, energía en el trabajo del centro del campo, marcas férreas e individuales cerca de portería propia y pocos metros de distancia entre las líneas. Así salió el Real Zaragoza en Elche, más allá de los cuatro cambios que hubo en la alineación y que dieron serenidad en la portería con Ratón, acciones de mérito en el lateral derecho con Iza, efectividad en el medio con el triángulo que hacía Bedia con Zapater y Ros y la energía de Pombo.

Era un equipo con los miedos propios que dejan la mala temporada, pero con las ideas claras y cogiendo convencimiento conforme iban pasando los minutos. El equipo aragonés tuvo siempre mucha presencia en el campo del rival. Desde el principio. Fruto de una gran jugada de Iza -con cañito incluido- llegó el primer tanto de Ángel a los 13 minutos. Si buena fue la jugada del gaditano, mejor fue la definición del canario.
Con el gol a favor, el Zaragoza se dedicó a hacer más contundentes los valores que venía demostrando. Láinez daba consignas básicas en la banda y sólo pedía sacrificio y orden para irse encontrando mejor. Pombo pudo marcar en una doble acción ofensiva, pero no pudo ser y tuvo que esperar a la siguiente aproximación para inventarse un disparo, envenenado en la espalda de un defensa, que no pudo atajar Juanjo. El 0-2 era ya un bálsamo de tranquilidad en un equipo que lleva sufriendo 30 partidos.
El guión zaragocista no cambió. Nadie se echó atrás y todo se hacía con un movimiento lógico y colectivo. Defendiendo con criterio y apurando esos marcajes en las áreas y atacando con cabeza. En esas llegó el tercer gol de la tarde, obra de Ángel, que firmaba así un doblete. No quedaba mucho más tiempo más que para irse al vestuario con un 0-3 de renta, sobre el que se debería cimentar la segunda parte.
El Elche salió a buscar el milagro. Toril cambió el dibujo y consiguió acorralar al Real Zaragoza en su área. En ese acoso, los locales tuvieron alguna opción de meterse en el partido marcando algún gol. La mejor ocasión fue una de Borja Valle que repelió el poste y un remate muy claro de Nino a bocajarro que se marchó arriba. Fueron viente minutos de sufrimiento. Como único bagaje ofensivo balnquillo, una contra de Ángel, que no supo finalizar con peligro.
Láinez no veía bien a su equipo y cambió el dibujo dando entrada a Valentín por Zapater y metiendo cinco defensas. Al menos, eso sirvió para sacudirse esa presión empalagosa del Elche y se guardaba el marcador, cada vez más pesado para los locales conforme iban pasando los minutos. El partido transcurrió sin muchos más sustos que tres buenos remates de Pedro y con un Zaragoza conformado con defender el 0-3. Aún hubo tiempo para sacar a Barrera, que estaba defenestrado en la era Agné. Y el encuentro se murió con un equipo muy cambiado, que muerde, que rema en la dirección adecuada.
 

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