Empate insuficiente que transmite vida

César Lainez volvía a confiar en el mismo bloque que conseguía vencer al Elche la pasada semana. La única remodelación fue el cambio obligado de Dongou por Ángel, ya que el delantero canario debía cumplir un partido de sanción por acumulación de amonestaciones. El Real Zaragoza salió de una manera fulgurante y acorraló al Valladolid en su área.


La primera ocasión zaragocista estuvo en las botas del hombre de moda, Jorge Pombo, pero su disparo lo detuvo Becerra. Los blanquillos tenían el dominio del balón, presionaban arriba y llegaban con Peligro. La siguiente acción cercana al gol estuvo protagonizada por Lanzarote, aunque su remate, dirigido con mucha intención al palo corto, se perdió fuera por poco.
La afición de la Romareda sabía que su equipo lo estaba dando todo y el ánimo desde la grada y la constante. Sólo faltaba que el equipo marcase en alguna de las acciones en las que llegaba a los dominios del área del Valladolid. Cuando mejor estaba jugando el Real Zaragoza, llegó el jarro de agua fría. En una jugada aislada, muy bien llevada por los atacantes del Valladolid, Juan Villar ponía por delante a su equipo en el marcador.
El mazazo era importante para un equipo que se estaba recuperando de una gran depresión, pero el efecto Láinez propició que la primera acción en la que se llegaba con claridad, Lanzarote aprovechase un regalo del rival para llevar a su equipo con el empate al descanso. 
El Real Zaragoza salió de la caseta con una intención clara de ir a por el partido. Los locales se volcaron de nuevo sobre la portería de Becerra. El equipo llevaba ya muchos minutos combinando bien. Con Ros metiéndose por dentro para ayudar en el espacio que quedase libre, con Bedia tocando con criterio, con Pombo metiendo energía y con Dongou peleando. El camerunés llegó a marcar, pero el tanto fue anulado por fuera de juego.
Lanzarote se fue del partido, demasiado tocado, tras una semana de dudas y con la intención de descansar en Almería. Láinez dio entrada a Cani y unos minutos más tarde dio descanso a Dongou para meter a Edu García arriba. Paco Herrera seguía acumulando a gente atrás para defender el empate, pero cuando llegaban demostraba tener pólvora. El Zaragoza quería más, pero ya no tenía la misma claridad de ideas que en la primera parte.
Había voluntad, pero escaseaban las llegadas claras a ambas áreas. Querer ir a por los tres puntos podía ser peligroso, aunque la fe del equipo transmitía eso. Había química entre la grada y el equipo, gracias a la entrega de los jugadores en el campo. Un disparo de Javi Ros inquietó a Becerra. Quedaban diez minutos. Láinez probó la cábala con Samaras. Pero el que la tuvo fue Edu García mandando el balón a las nubes. Iza probó a Becerra con un remate de falta sobre la bocina. Al final un empate, pero un empate de los que saben bien.