Ángel devora al Mallorca y acerca la permanencia

La tensión que se vivía en ambos equipos -por la necesidad que tenían ambos de ganar en su lucha por la permanencia- se tradujo en temor y respeto por parte de ambos equipos. El Real Zaragoza hacía gala de su condición de local y tenía más la iniciativa, mientras que el Mallorca defendía sin complejos ese juego entre líneas que buscaban los de Láinez con Pombo y Lanzarote. Así que, a falta de pases filtrados por dentro, los blanquillos tiraron de su ya famoso plan B: balones a Ángel.

 
De este modo, llegaron las acciones de peligro más claras. El delantero canario señalaba el carril de desmarque, buscaba la espalda de los centrales y sus compañeros le buscaban desde cualquier parte del campo. El juego local se volvía eficaz con ese sistema tan simple. Lanzarote siempre estaba cerca de esas jugadas y trataba de sacar provecho. El centrocampista barcelonés tuvo dos remates -uno de vaselina y otro de primeras- para intentar batir a Santamaría.
La más clara fue un balón de Zapater a la espalda de Yuste buscando a Ángel. El meta no cayó en el engaño, pero el balón suelto le cayó a Ros, que tampoco supo definir al fondo de las mallas. El Mallorca apenas pisaba el área de Ratón y el Zaragoza empujaba con más alma que cerebro. En el minuto 35, Lanzarote botó un córner pasado, y Ángel, libre de marca y casi sin ángulo, conectó un cabezazo letal.
El gol apenas cambió el partido. Los isleños intentaron reaccionar y buscaron más las acciones ofensivas, pero los locales apenas pasaron apuros. Láinez no quería que se repitiese lo de Almería y ordenó a su equipo que siguiera el mismo guión del comienzo. Así se alcanzó el descanso, con una ventaja justa a tenor de lo que había sucedido sobre el césped de La Romareda.
La segunda parte no comenzó bien. El Real Zaragoza se echó atrás y el Mallorca presionaba arriba en busca del balón que le metiese en el partido. La grada exigía más ambición y Láinez mandaba a los suyos al campo rival. Los dos técnicos hicieron sustituciones y la más sustancial para cambiar la cara del partido parecía la de Cani por Edu Bedia.
Ángel seguía buscando el gol. Su hambre no estaba saciado y buscaba a Lanzarote como socio. Hubo ocasiones y siempre desde que se robaba la pelota en el centro del campo. En esos empujes locales podía llegar en cualquier momento el gol que sentenciase el partido.
Pero el fútbol no entiendo de méritos. Lago Junior tuvo la más clara de su equipo en una acción personal que tuvo que detener Álvaro Ratón con una parada espectacular. El susto despertó al equipo y trataba de sacudirse ese falso dominio mallorquín. De vez en cuando se soltaba para demostrarle a su rival que estaba vivo. A Cani no le quemaba el balón y esas posesiones eran oxígeno para su equipo.
Ratón se tuvo que emplear a fondo y los nervios se palpaban en el ambiente. Los miedos de este equipo ya habían costado puntos y el partido se había volcado hacia la portería del convento de Jerusalem porque no había confianza en manejar el resultado de otro modo. Pero esta vez los tres puntos se quedaron en La Romareda en un triunfo que acerca el lamentable objetivo de la permanencia.