Un Zaragoza con dos caras suma tres puntos vitales en La Romareda
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El uno por uno del Real Zaragoza ante el Lugo
Mucho propósito de enmienda debía hacer el Real Zaragoza tras la imagen ofrecida en Alcorcón la semana pasada y, por fortuna para la afición blanquilla, el equipo de Natxo González parecía decidido a hacerlo.
El partido comenzó con un Real Zaragoza que sabía -no como la semana pasada- a lo que quería jugar. En un partido que comenzó con un ritmo trepidante y con idas y venidas sobre ambas áreas, fue el equipo aragonés el que aprovechó el primer hueco en la zaga gallega a los 15 minutos de juego. Un pase largo de Lasure llegó, con cierta fortuna, a los pies de Borja Iglesias tras la indecisión de la defensa lucense. El 'panda' no perdonó y, de paso, espantaba los fantasmas de su sequía goleadora.
Más propósitos que cumplió el equipo zaragocista. Lejos de relajarse o de dejarse ganar terreno tras el gol, el equipo blanquillo mantuvo el tipo e incluso tuvo opciones y ocasiones de marcar algún gol más en el marcador. Las más claras llegaron de los pies de Borja, que pudo aumentar la renta del Real Zaragoza con dos mano a mano que Juan Carlos sacó muy bien.
Febas, que estuvo muy activo y arrancó con calidad e ímpetu en varias ocasiones, condujo el balón desde la medular hasta el área y le dejó en bandeja de plata el 2-0 a Pombo. Pero el canterano tardó demasiado y cuando se decidió a tirar, un zaguero del Lugo desvió la ocasión y ese tanto no subió al marcador.
Un Lugo, por cierto, que también tuvo sus opciones. De hecho, Cristian Herrera tuvo la más clara de los gallegos y, podríamos decir que de la primera mitad. Una sucesión de errores en la defensa, primero de Verdasca y después de Benito, permitieron que el ariete lucense se plantase a un palmo del Cristian blanquillo. El argentino volvió a ser decisivo y frenó en ese el balón de su rival manteniendo el 1-0 hasta el descanso.
La otra cara de la moneda
Si uno es seguidor del Real Zaragoza ya sabrá que no existe partido tranquilo. Así se demostró y en la segunda parte, el equipo de Natxo González dio ese famoso paso atrás y le regaló la posesión y las ocasiones al Lugo. Los visitantes fueron los que tuvieron las ocasiones que no se materializaron por el buen hacer de Cristian Álvarez, que otra jornada más se erigió como el mejor jugador de los aragoneses.
Durante muchos minutos el Real Zaragoza fue impreciso, fallón y precipitado. Los blanquillos no fueron capaces de dar más de tres pases seguidos y esa circunstancia la aprovechó el Lugo para seguir llegando. A eso, hay que sumarle las imprecisiones puntuales de la zaga local. Imperdonable -y pudo acabar en disgusto- fue el resbalón en el área de Verdasca con el balón. Por lo menos, acertó a despejarla...
Natxo agitó el banquillo y dio entrada a Buff y Papu. Eso, en cierta medida, agitó en parte al equipo aragonés. Con la velocidad del georgiano y la pausa y calidad del suizo. ¿Fueron decisivos? No del todo, pero sí en parte. Y es que cuando más contra las cuerdas estaba el Real Zaragoza el suizo marcó el 2-0. Una gran ejecución de falta que entró por la escuadra derecha que daba más tranquilidad.
Con la tranquilidad del segundo, incluso, los dos combinaron en lo que puso ser el 3-0. Pase entre líneas de Papu a Buff que provó la 'picadita' con Juan Carlos, pero el cuero se estrelló en el larguero.
Lejos quedaron, con ese gol, los disparos altos de Guti, las ocasiones de Borja o los saques de esquina que no llegaron a materializarse. El Zaragoza de las dos caras esta vez obtuvo su premio en forma de cara. Ni siquiera el tercer penalti consecutivo errado por Borja Iglesias empañó la fiesta.