Subías y el escaparate de la pretemporada
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David Subías es uno de los siete juveniles que trabajarán durante esta semana con el primer equipo del Real Zaragoza, una ocasión de oro para que el que posiblemente sea el jugador con mejor futuro de la cantera del equipo aragonés, se muestre ante el nuevo técnico del equipo, un Luis Milla que sabe mucho de descubrir y trabajar con jugadores jóvenes.
No está el Real Zaragoza para muchas alegrías. Por arriba, el primer equipo derrumbaba en Palamós quedándose a las puertas de alcanzar la promoción por el ascenso. Por abajo, el Deportivo Aragón caía en la última eliminatoria para lograr el ascenso a Segunda División B. Un doble resultado que marca de forma notable el proyecto de futuro del club. Una de las primeras consecuencias, la salida de algunos jugadores de mayor proyección del equipo, que no encontraron lugar en el primer equipo y al que la Tercera División, se les queda corta. No son los únicos, también otros valores, incluso más jóvenes, han abandonado el equipo en las últimas fechas. Nombres como los de Morlanes y Millán, que marcharon al Villareal o Darío Ramos, que entró en la operación de Vallejo con el Real Madrid, son algunos ejemplos.
De los que quedan, el nombre en el que más esperanzas alberga el Real Zaragoza es el de David Subías. Central de envergadura y buen trato de balón, fue pieza importante en el subcampeonato de Europa de la selección española sub17 hace apenas unas semanas. Con apenas 17 años, cuenta ahora con la oportunidad de demostrarle su calidad a Luis Milla, puesto que él, junto con otros seis juveniles, están entrenando con el primer equipo del Real Zaragoza. Un entrenador, que además, sabe bien de tratar y sacar el máximo rendimiento de los más jóvenes.
El gran paso de Subías esta temporada será el de pasar del juvenil al Deportivo Aragón, en una experiencia que para muchos es traumática. Sin embargo, no es extraño que ante la necesidad, acaben emergiendo valores en pretemporada cuyo nombre acaban resonando en los muros de La Romareda. Sucedió con otros, como Cani o Zapater, cuya sorprendente irrupción es ahora parte del mito zaragocista.