El día que Cani silenció el Carranza

Visitar el Ramón de Carranza siempre tiene algo de emotivo para un Real Zaragoza que ha vivido en el estadio gaditano partidos de la máxima categoría y con la pasión propia de una afición singular. Sin embargo hay que volver la vista atrás algo más de una década para encontrar la última vez que Cádiz y Real Zaragoza se vieron las caras en liga.

Corría la temporada 2005-06, la última que el equipo andaluz vivió en la máxima categoría del fútbol español. Aquel era un equipo compuesto de obreros del fútbol, muchos jugadores que habían pasado media vida vistiendo de amarillo, caso de Abraham Paz, y otros cuya trayectoria se dilataba sobremanera en el tiempo, como en el caso de Oli o Iván Ania. En el banquillo, un Víctor Espárrago que encaraba la era su segunda temporada en el conjunto gaditano, al que había ascendido desde 2ª División y cuya última experiencia en Primera habían sido los nueve encuentros que dirigió al Real Zaragoza.
El conjunto blanquillo había comenzado la temporada logrando la Supercopa de España en un equipo en el que destacaban nombres como los de los hermanos Milito, Ewerthon o los dos jóvenes talentos salidos de la cantera, Cani y Zapater. Sin embargo, la temporada no había comenzado bien para los de Víctor Muñoz, que llegaban al Ramón de Carranza en 16ª posición en la tabla clasificatoria, tres puntos por detrás de su rival y con apenas una victoria en su casillero tras trece jornadas.
No sabían pues lo que era ganar fuera de casa los blanquillos, que visitaban Cádiz con la necesidad de sumar tres puntos para escapar de la parte baja de la tabla. Y no lo iban a poner nada fácil los locales. El Cádiz salió a por todas y fue mejor en la primera mitad del encuentro. Enrique lograba el primer tanto del encuentro con algo de fortuna, pero además gozaba de un buen puñado de oportunidades el conjunto andaluz para ampliar la renta conseguida. César y la fortuna lo impidieron y le otorgaron al equipo aragonés el derecho a luchar por la victoria en la segunda mitad.
Sin dudarlo, Víctor Muñoz introducía dos cambios al descanso. Se marchaban Cuartero y Celades y salían Movilla y Zapater. Una decisión que sumada al tercer cambio, la entrada de Óscar por Generelo a los quince minutos de la segunda parte, le daría un giro copernicano al encuentro. Así llegaría el primer gol, con Cani tomando el esférico en el centro del campo y sin demasiada oposición, se sacaba un derechazo desde veinticinco metros que se colaba ajustado al palo tras un bote venenoso a escasos metros del portero. Era el minuto 68 y el Ramón de Carranza se silenciaba ante el temor de despertar al gigante dormido que por entonces era el equipo blanquillo. Un minuto después, Ewerthon se daba la vuelta en la frontal para anotar una volea espectacular por la escuadra del meta Armando, que veía como el marcador daba la vuelta elevando el 1-2.
Seguiría intentándolo el Cádiz en los instantes finales de partido, con ocasiones que se sucedieron pero que no obtuvieron el premio del gol. Los puntos viajaban hasta Zaragoza, que enlazaría una buena racha de partidos sin perder, logrando ganar a Celta, Athletic, Alavés y Mallorca, además de empatar con el Espanyol, equipo que también rompería la ilusión de una nueva Copa del Rey en la que se brillo eliminando a Atlético, Barça y Real Madrid.