Fin a un año nefasto en La Romareda

El Real Zaragoza disputó el pasado sábado frente al Cádiz su último encuentro de 2017 en el estadio municipal de La Romareda y como no podía ser de otra manera, el encuentro se saldó con una derrota para los locales. Una línea de escaso bagaje como local que el equipo blanquillo ha mantenido durante todo el año que ahora acaba.

Un 2017 que se cierra de la misma manera en la que se abrió, cayendo frente a un rival de la parte alta de la clasificación. Lo hizo el 8 de enero con Raúl Agné en el banquillo y frente a un Girona que acabaría ascendiendo (0-2). Y es que no llegaría la primera victoria del equipo aragonés como local hasta el mes de marzo, frente al Numancia y por 3-0. Ya con César Láinez, el Real Zaragoza ganó su último encuentro de la temporada 2016/17 en casa ante el Mallorca, mostrándose incapaz de ganar en La Romareda en sus últimos cuatro encuentros. Ya en esta temporada, el Numancia volvió a ser la primera víctima del equipo en su propio feudo y nuevamente por 3-0, una victoria que llegó tras la disputa de 8 jornadas; la segunda y última del año, frente al Rayo, por 3-2 en la jornada 14.
Una dinámica que hace imposible para el Real Zaragoza convertir en realidad el deseo de luchar por algo más que la supervivencia en la categoría de plata. Dificultades obvias para un equipo que apenas es capaz de sumar un tercio de los puntos que disputa en su propio estadio. En 2017, de los veintiún partidos disputados en La Romareda, los aragoneses apenas han logrado cuatro victorias, nueve empates y ocho derrotas. Dicho de otra manera, se han logrado 21 puntos de los 63 que se pusieron en juego, el 33%. Unos números que no han cambiado apenas en esta temporada, en la que de los nueve encuentros disputados, se han ganado dos, empatado cinco y perdido dos, para 11 puntos de 27 posibles, el 40%.
Toda una lección que aprender para el equipo de Natxo González que deberá mejorar de cara al año próximo si quiere evitar problemas y poder aspirar a algo más.