Los revulsivos de la segunda línea

Los periodos del Real Zaragoza en Segunda División siempre se han caracterizado por gratas sorpresas en el centro del campo. Nombres como Cani, Ander Herrera o Leonardo Ponzio, fueron importantes en su día. El año pasado, hombres poco habituales en las alineaciones, terminaron dando un paso al frente para aportar una ayuda decisiva. Recién terminado el periodo de fichajes, ¿qué efecto tendrán Javi Ros, Culio o Lanzarote, fichajes para la medular?

La temporada 2008-2009 supuso un antes y un después para el Real Zaragoza. Primero, por el varapalo que suponía volver a la Liga Adelante después de haber confeccionado un equipo para llegar lejos en la UEFA. Sin embargo, no todo fueron malas noticias. De la cantera surgió un jugador que otorgó grandes años a un zaragocismo en horas bajas como Ander Herrera. Salió de la cantera en el segundo tramo de la temporada. Él, junto al regreso de otro jugador muy querido por la afición de La Romareda como Leonardo Ponzio, fueron dos piezas decisivas para devolver al equipo a Primera División. 
El centrocampista argentino jugó un total de 18 partidos aquel año, pero desde el primer día impuso orden y mando a una línea medular que, hasta el momento, había pasado sin pena ni gloria por la categoría de plata del fútbol español. Junto a Ponzio, apareció un jugador todavía sin músculo pero con una calidad enorme: Ander Herrera. Jugó un partido más que su compañero (19) y, entre los dos, definieron el estilo de juego al que tenía que jugar el Real Zaragoza.
No hace falta irse demasiado lejos para buscar revulsivos en el ecuador de la temporada. Porque el año pasado el conjunto del exentrenador zaragocista Ranko Popovic, encontró dos figuras que sujetaron al equipo en la línea de creación. Uno fue Basha -esta temporada jugador de la Ponferradina- que empezó siendo suplente con Víctor Muñoz y apenas contaba con minutos. En 19 partidos jugados, el suizo se hizo indispensable. Tanto fue así, que en los que no jugó, el bloque notó un cierto desequilibrio defensivo, consecuencia de que su labor de 'coche escoba' no era realizada por ningún otro centrocampista.
El otro gran valedor de esa reacción en el centro del campo fue Eldin Hadzic. Disputó más partidos que Basha (28), ya que su perfil era completamente diferente. De hecho, su aporte goleador fue de 8 tantos y en el tramo final del campeonato fue uno de los que más en forma llegó. En su caso, la mala suerte en forma de lesión le hizo perderse gran parte del tramo decisivo de la temporada. Eso sí, en el partido de su regreso, consiguió sumar con una diana. 

Llamados a repetir el patrón

Con la lógica en la mano -o sin ella- lo cierto es que el centro del campo está llamado a dar un paso adelante en el tramo decisivo de la temporada. Javi Ros, Lanzarote o Culio llegan con una cierta 'presión' de impresionar en el próximo partido del sábado en La Romareda ante el Leganés. Su presencia parece, a día de hoy, más que necesaria debido al bajón que esta zona del campo ha dado en las últimas semanas.
De la misma manera, los que ya estaban también necesitan dar un paso adelante. Dorca lleva semanas desaparecido y su influencia en el juego apenas se está dejando notar. Por su parte, Erik Morán -uno de los mejores en la posición esta temporada- parece haber perdido el tino con la llegada de Lluis Carreras y, antes de su sanción, sus últimos partidos también dejaron mucho que desear. Diamanka, por su parte, no está teniendo ni la continuidad ni la incidencia que venía abanderando semana tras semana. Primero las lesiones y después el cambio de entrenador parecen haberle descentrado. 
Con el mercado de invierno cerrado y la plantilla definitiva hasta el final de temporada, el Real Zaragoza tiene que volver por la senda de la victoria y el centro del campo es una zona vital para ganar en regularidad, solidez y, por qué no, acierto de cara a portería. Que los nuevos se adapten en seguida al vestuario y que los que ya estaban vuelvan a ofrecer su mejor versión es vital para que el club blanquillo vuelva a acercarse a su objetivo.