Patricia Moreno, la medallista anónima
"Medallista olímpica en Atenas 2004. Hice historia pero nadie me conoce". Este lamento preside el perfil en Twitter de Patricia Moreno, la única española que ha sido podio en unos Juegos en la modalidad de gimnasia artística femenina.
Natalia Arriaga
Dieciséis años después de aquellos otros dieciséis, los que tenía cuando ganó la medalla de bronce en suelo, lamenta que aquello le llegara tan joven, cuando estaba "un poco perdida". Pero recuerda con felicidad "cada momento" de aquella final y define su carrera como una combinación "de sonrisas y lágrimas, como la película".
P. Esa frase en Twitter, ¿expresa un dolor por la falta de reconocimiento?
R. Más que dolor... es una situación en la que muchos deportistas se ven reflejados: he dado todo por el deporte español y me retiro y ya no hay nada. No me gustan las comparaciones con el fútbol, pero ves que de un futbolista sacan su peinado, cualquier cosa... y en otros deportes minoritarios parece que tenemos que ir rogando que saquen nuestros resultados. Es mi sensación con el deporte español. Esas palabras me salieron, las puse y la verdad es que son bastante representativas de mi Twitter.
P. Dieciséis años ya, pero los recuerdos de aquella final seguirán muy frescos.
R. La verdad es que la viví de una manera bastante relajada, porque no tenía perspectivas de medalla. Cualquier recuerdo de los Juegos Olímpicos es bonito, pero si ganas una medalla es la recompensa a todo el trabajo, no solo mío, sino también de mis compañeras, de mis entrenadores... Cualquier momento así jamás se olvida. Pasa el tiempo y sigo reviviendo esas emociones.
La víspera fue como cualquier otro día, más tranquilo incluso. Mis compañeras ya habían terminado, porque Elena (Gómez) ya había hecho la final individual. Fui a entrenar un par de ejercicios bien hechos, todo relajado porque ya había pasado el momento estrés, que era el clasificatorio del primer día. Recuerdo estar con mis compañeras, con Elena y Sara (Moro), antes de salir a competir, y fue como un entrenamiento más, no como una final olímpica.
P. La que llegaba como candidata a ganar medalla era Elena Gómez, que era campeona mundial de suelo. Cuando fue usted la que pasó a la final, el seleccionador Jesús Carballo dijo que no quería ni hablar con usted de medallas, para no asustarla.
R. En esa época tenía 16 años, me faltaba todavía muchísima experiencia y a la mínima que me hablaban de optar a medalla me ponía más nerviosa. Yo iba tapada por Elena, que era la gran favorita, y pensar en medalla era demasiado grande para mí.
P. Viendo ahora la final, ¿le gusta su ejercicio?
R. La verdad es que no. A pesar del bronce, en la segunda diagonal me fui hacia delante. Tuve bastantes errores para ser un ejercicio con medalla. Echo la vista atrás y pienso que ojalá lo hubiera hecho mejor porque quizá podría haber sido plata. Son cosas que piensas, pero sin más.
P. De hecho, si hubiera repetido la nota de la ronda de clasificación habría sido plata.
R. Sí, son bastantes décimas las que me quitaron en esa serie, pero bueno, ya está hecho.
P. ¿Cómo le cambia la vida a una niña de 16 años que gana una medalla olímpica?
R. Como he dicho, yo estaba tapada por Elena, que era la campeona del mundo. Pasé de ser en cierto modo invisible a estar en todos los medios y me agobié un poco. No me esperaba tanta prensa. Lo que quería era seguir entrenando y poco más. Sí, me trastocó un poco.
P. Usted ganó la medalla de bronce pocos minutos después de que Gervasio Deferr ganase su segundo oro olímpico en salto. ¿Eso le restó protagonismo?
R. A mí me gustó más así, porque Gervi sabía llevar a los medios, desenvolverse, y eso me ayudó bastante. Me dio consejos. No era yo la única protagonista. En parte lo agradezco. Fue un momento histórico de la gimnasia española y me gustó compartirlo con Gervi, que es un crack, un amigo. Yo le idolatro.
P. En aquella final se impuso la rumana Catalina Ponor, que ha seguido compitiendo hasta este año. ¿Qué le dice esto?
R. Para mí es increíble. Encima está muy bien físicamente. Es un orgullo. Antes hacían gimnasia niñas de 15 o 16 años. Ya no, ahora es un deporte profesional. Aunque no esté reconocido como tal, lo es. Ponor tiene todo mi apoyo. La gimnasia tiene que estar en el proceso ese de ya no somos niñas, somos adultas.
P. Eso proporciona una mayor madurez mental para afrontar la competición.
R. Yo estuve en dos ciclos, el de 16 años y el de 20, y con 20 ya sabía cómo quería hacer las cosas y qué quería conseguir. Con 16 estaba todavía un poco perdida. Entrenas, entrenas pero no tienes todavía la cabeza. Esto de que haya gimnastas con más edad puede ayudar mucho a que la gimnasia mejore.
P. En Atenas no solo ganó usted una medalla, sino que la selección España fue quinta por equipos. En los Juegos de Río no habrá equipo completo, solo una representante individual. ¿Son aquellos resultados irrepetibles?
R. La gimnasia española tiene que volver a estar donde se merece. Ahora es un bache que es necesario en cierto modo para remontar con más fuerza. Cuando se empieza a trabajar bien desde la base, como se está haciendo ahora mismo, se sacan buenas gimnastas. Poco a poco saldrá otra medalla olímpica. No es inalcanzable lo de entonces, pero teníamos más de cinco niñas. Si ahora solo son cinco y se lesiona una, el equipo se va.
P. ¿Pero ha cambiado a peor la preparación?
R. Quizá hay menos compromiso. Las niñas están en un entorno con menos disciplina y quizá eso implique que no tengas tantos resultados. Falta un objetivo común de clubes y federaciones para que la gimnasia vuelva a estar donde se merece.
P. Se retiró por una lesión. ¿Sufrió mucho con la gimnasia?
R. Siempre se sufre. El deporte de alto rendimiento tiene mucho desgaste físico. Cuando te metes en el deporte sabes que puedes sufrir. A mí me ha pasado en momentos bastante claves en mi carrera. Sufres, evidentemente, pero cuando te recuperas y ves que puedes seguir, es lo mejor. Me pasó cuando me retiré por lesión porque no podía llegar a los Juegos como se merece esa competición.
P. ¿Cómo es ahora su vida?
R. Estoy terminando INEF en la Universidad Politécnica de Madrid y soy entrenadora de gimnasia en la escuela municipal de Majadahonda. También colaboro en proyectos para fomentar el deporte minoritario. Todo lo que sea contribuir, ahí estoy. Quiero seguir vinculada al deporte y a la gimnasia. Desde un despacho, un gimnasio... en lo que pueda, voy a ayudar. Experiencia tengo, tengo mis vivencias, sigo formándome y voy a intentar que la gimnasia tenga niñas desde el club y a ayudar para que la selección esté donde tiene que estar.
P. ¿Una definición de la gimnasia?
R. Para mí la gimnasia es mi vida. Si me la quitan, no me moriría pero... me es necesaria. He estado un par de años fuera y se la echa de menos. Es mi vida, es mi pasión y es mi profesión.
P. ¿Y los Juegos Olímpicos?
R. Son la recompensa a todo el trabajo que se hace en sala, la guinda al pastel. A donde realmente todo deportista quiere llegar.
P. ¿Qué frase resumiría su carrera?
R. Nunca me he parado a pensarlo. Quizá sonrisas y lágrimas, como la película. Conozco la parte positiva y la parte negativa de ese deporte.
P. ¿Cambiaría algo?
R. A lo mejor sí en el primer ciclo. No era madura, era más niña. Es normal por la edad. Pero no, no cambiaría nada.