Alabáu lo intentó pero tuvo que ceder ante la fuerza de las rivales
La española Marina Alabau, que llegó a los Juegos de Río como campeona olímpica tras el éxito que tuvo en las aguas de Weymouth en Londres 2012, no pudo revalidar el título y ni siguiera subir al podio en la bahía de Guanabara, donde tuvo que ceder a la fuerza de las rivales.
Antonio Guitierrez
La sevillana, que cumplirá el 31 de agosto 31 años, acudió a los Juegos brasileños con la experiencia de Londres, la madurez de cuatro años más de trabajo y la consolidación familiar al ser madre en este periodo olímpico.
Alabau no quiso marcarse el reto de la medalla de oro pero sí el de estar en el podio y poner en su gran currículum una segunda presea olímpica.
Su discurrir por la competición fue muy diferente al de Londres, pues hace cuatro años estuvo siempre en cabeza y dominadora absoluta del windsurf olímpico femenino.
En esta ocasión también ha sido muy regular ya que nunca bajó de octavo puesto salvo una descalificación en la antepenúltima manga de la serie previa que le empezó a pesar mas de la cuenta.
Por esa descalificación se metió en la 'Medal Race' como sexta a seis puntos de la primera, en vez de tercera y solo con tres puntos más como hubiera quedado de no prosperar la protesta de la israelí Maayan Davidovich.
Además, el sábado por la noche también se enfrentó a otra protesta, en este caso del equipo de medición al considerar que no se había presentado a las verificaciones técnicas previas a la prueba final, algo que finalmente se demostró que no era cierto, por lo que hay no tuvo penalización.
Pese a la diferencias con Londres, la española también llegó a la cita definitiva de Weymouth sin tener siguiera asegurada la medalla de bronce y salió a por todas, ganó la prueba y se hizo con el oro.
En esta ocasión igual con el matiz de que cuando salió de la Marina de Gloria, sede de la vela, hacia el campo de regatas Pan de Azúcar, donde se desarrolló la manga, las puntuaciones no dependían de ella.
El viento hizo retrasar la final pero después se desarrolló con fuerza de entre los ocho y diez nudos, aunque Marina tuvo dificultades para tomar la cabeza.
Aún así Marina superó la primera boya como tercera y en ese momento con la plata en su poder según pasaban las rivales, pero a partir de ahí la regata fue a peor.
La segunda marca la pasó como cuarta y entonces sí tenía el bronce como mal menor, pero en la tercera boya, pese a pasarla también como cuarta, la rusa subió posiciones por detrás y la relegó a la cuarta posición en la general.
Al final, quinta en cruzar la línea de llegada y también quinta en la general, un diploma que en nada le satisface porque el metal, aunque fuera de cualquier color, era su objetivo.
A la sevillana, que fue cuarta en Pekín 2008, primera en Londres 2012 y ahora quinta en Río 2016, se le vio desolada en la zona de embarcaciones una vez que llegó a la playa donde se encuentra la zona de las tablas de vela.
Allí se encontró con parte del equipo español, entre ellos el director de preparación olímpica, Toni Ripoll; o su marido, Alex Guyader, quien es el entrenador del otro windsurfista olímpico español, Iván Pastor, pero ninguno pudieron quitarle la pena a una campeona que no quería dejar de serlo aunque que en Río le ha tenido que ceder el testigo a la francesa Charline Picon.