La unión con el Bernabéu y otras claves del 2-0 al Sevilla
El Real Madrid derrotó al Sevilla con brillantez en su pulso por la tercera plaza de LaLiga, con una entrega que resucitó la comunión con su afición, respondiendo con goles de medios a la falta de pegada de los delanteros, en el mejor encuentro con Santiago Solari con Luka Modric al mando y decisiones acertadas del técnico.
Las claves del triunfo que el Real Madrid considera un punto de inflexión en su temporada fueron:
La entrega devuelve la comunión con el Bernabéu
Los jugadores del Real Madrid tomaron el duelo ante el Sevilla como una final y lo transmitieron a sus aficionados desde el primer segundo del partido. Con su entrega, saliendo enchufados, dando el máximo por cada balón lograron meterse en el bolsillo a los seguidores que empujaron desde la grada como hace tiempo no hacían en el Santiago Bernabéu. El equipo frío e indolente de duelos ante rivales menores se transformó en un grupo de jugadores que exhibieron compromiso y engancharon a un seguidor necesitado de alegrías, de ver un cambio de imagen radical de un equipo instalado en la montaña rusa que se había convertido vulnerable de local para cualquier rival.
Goles de medios contra la falta de puntería de los delanteros
El dominio del Real Madrid empequeñeció al Sevilla. Reaccionó en el primer acto pero en el segundo no salió de su terreno. El conjunto madridista atacaba a oleadas, enganchaba buen fútbol pero le faltaba gol. No encontraba la manera de convertir en disparos peligrosos su juego. Se atascaba en la fase final, la más complicada, por la falta de un matador en la zona del 9. De no intentar nunca el disparo lejano en la primera parte a buscarlo con continuidad en la segunda. Fue una orden de vestuario. Así la madera repelió el intento de Ceballos y llegó, cuando muchos pensaban que sería un monólogo sin pegada, el gran gol de Casemiro. Sumado al final de Modric amplían a cuatro tantos de centrocampistas en los tres últimos partidos. Desde el 3 de enero no marca un delantero en Liga.
El crecimiento de Modric
Desde una evolución en el aspecto físico que tanto marcó el comienzo de temporada de un Luka Modric exhausto y sin pretemporada tras el Mundial de Rusia, ha regresado a su verdadera identidad recuperando los galones en el juego madridista. El fútbol del Real Madrid depende directamente del estado del actual Balón de Oro. Era cuestión de tiempo que regresase e su mejor nivel físico y cuando lo ha recuperado ya exhibe su juego entre líneas, hace jugar al resto de sus compañeros, traspasa con facilidad líneas enemigas y encuentra el gol. Ha firmado dos en las dos últimas jornadas pero lo que es más importante para su equipo, vuelve a ser el líder que necesitaba en el terreno de juego y a ponerse al mando de todo.
Reguilón sienta a Marcelo y frena a Jesús Navas
Era una de las claves tácticas del partido y Santiago Solari eligió sin mirar los galones, en una decisión valiente y arriesgada en caso de haberle salido mal. Dio la titularidad al canterano Sergio Reguilón y dejó sin minutos al segundo capitán Marcelo. En un partido importante que señala al que se queda en el banquillo y alimenta el debate de su mal estado de forma. La banda derecha del Sevilla presentaba un jugador clave en su funcionamiento como Jesús Navas, con toda la banda para él para incorporarse al ataque y desequilibrar. Los entrenadores rivales ya no ocultan que inciden en el costado de Marcelo como punto débil madridista. Solari optó por apostar por mayor compromiso defensivo y Reguilón le respondió frenando a Navas y demostrando que está preparado para todo.
Vinicius inventa pero no afina
La ausencia de Gareth Bale y Marco Asensio no ha podido ser mejor aprovechada por Vinicius. El brasileño es, en este momento, el único que se atreve a inventar algo diferente en el ataque del Real Madrid, a intentarlo siempre encarando rivales. Cuando entra en contacto con el balón nace el peligro. Le falta ese segundo de pausa que convierte a un buen jugador en una estrella. Definir con más calma para afinar la puntería, dar el último pase con la precisión que demanda la defensa rival en los últimos metros. Tiene 18 años y lo ganará con el tiempo. Lo bueno es su respuesta con descaro ante cualquier reto que se le presenta y el crecimiento que ha protagonizado en los pocos meses que lleva en un fútbol diferente al que procedía, como el español.