Una carta para el hombre que no pierde la sonrisa
El Real Madrid arranca su participación en Champions League de la peor manera posible. Perder en París podría parecer lógico, perder ante un PSG sin Neymar, ni Mbappé, ni Cavani, podría -aunque cuesta mucho- esperarse, pero caer derrotado en tu competición sin ni siquiera presentar candidatura, sin aparecer en el estadio de tu máximo rival en el grupo, no es permisible. Zidane, déjese de sonreír y bromear con la prensa, trabaje, busque e invente, porque usted tiene un serio problema. O dos. O tres. O muchos más. Hoy le metieron tres, pero pudieron ser seis.
En portería le quitaron a 'su' hombre -que encima jugó esta noche en el PSG-, en defensa Militao parece estar lejísimos del nivel mínimo exigible para defender este escudo, en ataque sobrevive -entendiendo que Hazard aún no puede estar bien físicamente- gracias a uno de sus descartes y en el centro del campo, en la posición más importante de todo el equipo, tiene a tres hombres titulares y un único suplente. Y dos de los cuatro están lesionados.
Zidane, usted tiene un problema. No lo evite, no rehuya, admítalo y conceda, al menos, el poder de la duda. La planificación continúa dejando evidentes deficiencias y los que aún apuestan por su figura, los Benzema, Lucas Vázquez, Sergio Ramos o Luka Modric, parecen insuficientes.
Por suerte para el Real Madrid, y por lo visto en el primer partido del grupo entre el Brujas y el Galatasaray, el conjunto dirigido por el francés deberá acceder a la siguiente eliminatoria sin problemas. Lo contrario sería una hostia superior a la del Ajax, se lo aseguro.
El PSG, que no tenía a Neymar, no tenía a Mbappé, ni tampoco a Cavani, se lo pasó en grande. Superó a los del Bernabéu en posesión, disparos, córneres lanzados, recuperaciones... en todas y cada una de las estadísticas posibles. Y pocas me parecen.
La noche acabó tal y como empezó -que nadie olvide que le perdonaron un penalti en el Real Madrid en el primer minuto-, con un gol en el que dos del PSG se divertían en el área blanca, con un equipo roto y un único mensaje: señor Zinedine Zidane, usted tiene mucho, mucho, muchísimo trabajo por delante.
Y ahora el Sánchez-Pizjuán.