El Atlético se pierde en ataque
Un empate sin goles motivó otro frenazo del Atlético de Madrid, conformista y dominado en el primer tiempo al ritmo y el fútbol del Celta de Vigo, que luego resistió la insistente y tardía ofensiva del conjunto rojiblanco para repuntar en la Liga, con un punto más que merecido en el estadio Wanda Metropolitano.
Con tensión final y con el tremendo esfuerzo visible en varios jugadores del Celta, cuyo trabajo fue de incontestable mérito, el partido evidenció un equipo madrileño que jugó tanto con los tiempos del encuentro, con los esfuerzos, que, cuando de verdad ambicionó el triunfo, ya sólo le quedaba media hora. Y no fue suficiente (0-0).
Hay varias lecturas del once de Simeone que desprenden más que una elección puntual: Giménez, Koke y Saúl son intocables y ni siquiera con las rotaciones entraron ni Marcos Llorente, descartado de la convocatoria, ni Mario Hermoso, suplente, mientras Felipe Monteiro hacía su debut como titular, igual que Héctor Herrera, tras su irrupción clave ante el Juventus. Este sábado jugó 60 minutos.
Y Correa. A punto de irse hace un mes, es hoy por hoy un recurso habitual del técnico, a la altura casi de la pasada campaña, hasta el punto de que este sábado, con Thomas Lemar de baja, jugó incluso por delante de Vitolo, con todo lo que eso supone, porque el extremo canario no sólo es el máximo goleador del curso, sino también, sin discusión, uno de los mejores por desborde y fútbol de la campaña.
Ni aún así ha logrado la constancia en la titularidad. Es suplente. Incluso cuando la exagerada confianza de Simeone en Lemar no entra en la ecuación, porque el francés estaba fuera del duelo por unas molestias musculares. Ni aun así, Vitolo tiene el vuelo que merece y exige su rendimiento en la actual temporada en el Atlético.
Los laterales también son indiscutibles en este nuevo Atlético de Madrid; en el once y en el desarrollo del juego, por la transcendencia que asumen en cada partido. El primer tiempo ofensivo rojiblanco, por ejemplo, se resume en ellos; en el golpeo a balón parado de Trippier -otro asunto son sus problemas defensivos- y en el trallazo que soltó Renan Lodi para disimular el dominio de su adversario. Luego, el brasileño desbordó, centró, corrió. Fue el mejor activo local.
Renan Lodi, el mejor del Atlético de Madrid
Al primer factor, el origen de sendos remates de Felipe, nada más empezar el choque, y de Joao Félix, ya al borde de la media hora, respondió magnífico el portero Rubén Blanco, igual que al zurdazo desde fuera del área del brasileño, allá por el minuto 28. No hubo nada más del Atlético en el primer acto, fiado a individualidades inesperadas. Ni Diego Costa ni Joao Félix aparecieron en ese tramo.
Fue mucho más equipo, más compacto, más armado y más preciso durante todo el primer tiempo el Celta de Vigo. Había leído mejor el encuentro. Y eso a tan alto nivel de competición, sujeto siempre a detalles, tiene una consecuencia en cada aspecto y sector del juego, porque, entre esos remates, todo lo demás correspondió al Celta.
La pelota fue suya. En concreto de Rafinha, que manejó el balón, el ritmo y la acción con la precisión de un reloj, asociado a Lobotka, y profundo cuando conectó con Denis Suárez o Iago Aspas. Su fútbol y su movilidad descubrieron un Atlético expuesto, a contracorriente, que llegaba a cada sitio dos segundos después. Al rechace, al despeje, a la presión alta que intentó, al marcaje...
Jugó mucho más el Celta en campo rival que viceversa, propuso más y mejor en ataque y, en cambio, sólo tiró una vez, por medio de Denis Suárez, a las manos de Oblak, en toda la primera parte. Muchos amagos y nada de remate. Tuvo al Atlético, no aprovechó su momento del partido y todo viró sin darse cuenta, sin percibirlo de verdad.
No había demasiadas señales, realmente, cuando un disparo de Joao Félix se marchó fuera ni cuando una conducción de Koke sin colaboración de ningún compañero fue resuelta de la única forma posible, con un tiro al que se lució Rubén Blanco, pero sí después, cuando el Atlético dio un indudable paso adelante. A por el triunfo.
Ya con Vitolo y Thomas sobre el campo, el primero por Correa y el segundo por Herrera; con Lodi vertiginoso por la banda izquierda, con cuatro centros que eran medio gol; con la entrada de Morata, ya recuperado de un esguince de rodilla, por un inadvertido Joao Félix; también con la parada salvadora de Jan Oblak a Brais Méndez; demasiado tarde para impedir el 0-0 y el frenazo del Atlético.