2019, Un año en transición rojiblanca
Miguel Ángel Moreno,Madrid, 31 dic (EFE).- De Griezmann a Joao Félix, de Godín a Felipe, de Filipe Luis a Lodi... El 2019 fue para el Atlético un año de profunda renovación de su proyecto deportivo. Un año de transición como lo definió su entrenador, el argentino Diego Pablo Simeone, la única constante rojiblanca en los últimos ocho años.,"Hay que tener paciencia y saber en el año de transición que estamos", dijo el preparador argentino tras la derrota (0-1) contra el Barcelona en LaLiga Santand
Miguel Ángel Moreno
Madrid, 31 dic .- De Griezmann a Joao Félix, de Godín a Felipe, de Filipe Luis a Lodi... El 2019 fue para el Atlético un año de profunda renovación de su proyecto deportivo. Un año de transición como lo definió su entrenador, el argentino Diego Pablo Simeone, la única constante rojiblanca en los últimos ocho años.
"Hay que tener paciencia y saber en el año de transición que estamos", dijo el preparador argentino tras la derrota (0-1) contra el Barcelona en LaLiga Santander el pasado 2 de diciembre. Si bien la intención probable del técnico porteño era referirse a la presente temporada, ese concepto define aún mejor el año natural.
Porque el Atlético pasó el 2019 claramente en transición, entendida etimológicamente como la acción y el efecto de estar entre un punto y otro, entre lo viejo y lo nuevo. En definitiva, el tránsito de un proyecto sustentado en unos jugadores y la construcción de un nuevo grupo definido por otros futbolistas.
En términos de realidad rojiblanca, entre el liderazgo ofensivo indiscutible del francés Antoine Griezmann (133 goles en cinco temporadas como atlético) y la expectativa de la calidad del joven portugués Joao Félix; entre la jerarquía del uruguayo Diego Godín y la firmeza del brasileño Felipe Monteiro; entre la fiabilidad brasileño Filipe Luis, y la promesa de su compatriota Renan Lodi.
Una transformación que no se intuía en toda su magnitud cuando los rojiblancos saludaban al nuevo año 2019, que comenzó con una sorprendente eliminación de la Copa del Rey ante un Girona que fue capaz de remontar dos veces en el Wanda Metropolitano para empatar 3-3 y eliminar a los rojiblancos gracias al valor doble de los goles marcados en campo contrario.
Mientras los rojiblancos se lamentaban en el césped y la grada, en los despachos trabajaban en otra sorpresa, esta positiva: la llegada de Álvaro Morata como cedido con opción de compra del Chelsea inglés, el retorno de un futbolista formado como rojiblanco pero llegado al éxito en el Real Madrid. Un refuerzo de lujo.
Ya con Morata y ante uno de sus exequipos, el Juventus de Turín italiano, el Atlético cuajó un excelente encuentro de ida de octavos de final, con triunfo 2-0 y petición de un penalti del italiano Giorgio Chiellini al propio Morata que podría haber sido el tercer tanto. Un resultado que, en todo caso, les llenaba de esperanza.
Trece días después, en Turín, las ilusiones tornaron en pesadilla al recibir un Atlético timorato tres goles en el estadio del Juventus, los tres del portugués Cristiano Ronaldo, la bestia negra rojiblanca que firmó la sentencia europea de los colchoneros.
Los dos cabezazos y el gol de penalti del portugués no solo generaron la eliminación del Atlético en la 'Champions' sino que probablemente aceleraron esta transición al negar la posibilidad de luchar por el máximo título europeo de clubes al francés Antoine Griezmann, que tres meses después comunicó al club y a los seguidores rojiblancos su postura de dejar la entidad.
En este lapso, el Atlético no consiguió dar caza al Barcelona, que en febrero le aventajaba en siete puntos y acabó ganando el campeonato con nueve unidades de distancia, aunque el equipo rojiblanco consolidó su segundo subcampeonato consecutivo, con ocho tantos de ventaja sobre el Real Madrid.
Sin opciones reales de pelear el título, las últimas semanas de la temporada fueron para las despedidas. El uruguayo Diego Godín, sin acuerdo con el club para continuar, anunció su adiós a inicios de mayo y fue homenajeado con honores en el penúltimo partido del curso ante el Sevilla, el último en el Wanda Metropolitano.
Justo después de ese encuentro, Griezmann confirmó su decisión de salir del club, primero a la entidad y acto seguido a los aficionados en un vídeo, sin desvelar que el destino sería Barcelona, un extremo que se conocería dos meses después, cuando su cláusula bajó de 200 millones de euros a 120.
El Atlético se reveló contra esa circunstancia económica, pero su queja quedó sin efecto, más allá de un pago de 15 millones de los azulgrana a los rojiblancos en concepto de derecho de tanteo por varios futbolistas de la cantera.
La de Griezmann fue la salida más sonada y la de Godín la más emotiva, pero ninguna de las dos fue la única. En marzo el francés Lucas Hernández anunció su marcha al Bayern Múnich alemán, en julio Rodrigo Hernández puso rumbo al Manchester City inglés, y después confirmaron su adiós dos históricos: el brasileño Filipe Luis y Juanfran Torres, ambos con destino a Brasil (Flamengo y Sao Paulo).
Para entonces el Atlético ya estaba comenzando la transición: en julio llegó Joao Félix, talentoso delantero de 19 años fichado al Benfica portugués por 126 millones de euros, importe récord para las arcas rojiblancas para contratarle por siete temporadas.
El mexicano Héctor Herrera, el brasileño Felipe Monteiro, el inglés Kieran Trippier, el brasileño Renan Lodi, los españoles Marcos Llorente y Mario Hermoso y el serbio Ivan Saponjic completaron el rearme rojiblanco, del que solo faltó una pieza, Rodrigo Moreno, que estuvo a punto de salir del Valencia rumbo al Metropolitano, operación frustrada al no salir el argentino Ángel Correa hacia el Milán italiano.
El nuevo Atlético apabulló en la pretemporada ganando 3-7 al Real Madrid en Estados Unidos y 2-1 al Juventus italiano en Suecia, y ratificó con resultados más que con sensaciones ese indicio con tres victorias en las tres primeras jornadas que le hicieron líder de LaLiga Santander, pero a partir de entonces solo ganó dos de los ocho partidos siguientes, con cinco empates y una derrota.
Las igualadas, hasta ocho en dieciocho jornadas, lastraron al Atlético en Liga, y las derrotas en Leverkusen (Alemania) y Turín (Italia) pusieron en peligro su clasificación a los octavos de la Liga de Campeones, solventada en la última jornada con un 2-0 al Lokomotiv de Moscú ruso, para pasar segundo de grupo y recibir al rival más duro posible: el vigente campeón, el Liverpool inglés.
Con el desafío de los 'reds' en lontananza (18 de febrero y 11 de marzo) y el cuarto puesto liguero a siete puntos del líder Barcelona, el Atlético afronta el año 2020, que también podría comenzar con alguna transición, en este caso en la delantera, con la búsqueda de las fórmulas económicas necesarias para hacer hueco salarial a un nuevo atacante mientras se recupera Diego Costa.
Un 2020 para el que la entidad rojiblanca deseará completar la transición y consolidar un bloque que pueda, de nuevo, estar en las finales y optar por los títulos, con el aval de seguir contando con Diego Simeone, encargado de encabezar una nueva reinvención del equipo al que ha llevado a la etapa más exitosa de su historia.