(1-1) Hubo milagro: ¡¡Málaga es de Primera!!

Ha habido milagro. El Málaga seguirá en Primera División. El proyecto, pese al amplio número de vaivenes y de decisiones erróneas, seguirá su curso en la élite. El Málaga, esta vez sí, ha puesto el corazón en el césped de La Rosaleda y se ha ganado el derecho a continuar entre los mejores. Afición de Primera. Ciudad de Primera. Y equipo de Primera. 

El Madrid ha puesto su orgullo al frente y ha salido a por el partido. A ganar. A lograr esos 98 puntos que le habrían dado (los 96 también se lo dan) el subcampeonato más digno de la historia. Pero el Málaga ha descubierto hoy que está hecho de una pasta especial. El planteamiento de Muñiz ha minimizado el potencial blanco. El 'overbooking' en el mediocampo ha tapado casi todas las vías de acceso a los de Pellegrini, que han encontrado muy pocos espacios y no han sido capaces de exhibir su pegada, en gran parte, por los enormes méritos del Málaga.  

Duda, como le correspondía, ha sacado a pasear sus galones y ha tirado del carro como lo que es, la estrella de este equipo. Sus botas han manejado toda la maquinaria albiceleste y encontraron, a los ocho minutos, la espuela de Caicedo. El mejor detalle futbolístico del ecuatoriano en cinco meses ha habilitado el gol de la permanencia. Su tacón fue a parar a la zurda de Duda. Y de ahí a la red de Casillas. Y al cielo.
El Madrid trató de desperezarse. Pero los pocos resquicios que ofreció el Málaga los cubrió Munúa, estelar. Los de Muñiz, empujados por su gente, no paraban de apretar y cumplían. Como su otro gran socio de la tarde, el Barça de Guardiola, que puso pronto el 2-0 y mandó al limbo cualquier esperanza merengue. Van der Vaart metió miedo nada más empezar la segunda parte, ayudado por un sibilino Undiano Mallenco que no quiso ver un clamoroso penalti de Ramos a Caicedo un minuto antes. Pero los goles se sucedían en el Camp Nou y el Madrid aceptó su papel segundón. Miró a Munúa hasta el final, pero ya con muy pocas dosis de fe. El Málaga aguantó, heroico, con un ojo puesto en Mestalla. Allí, un malaguista pata negra, Alexis Ruano, remató la faena y clavó el estoque en el lomo del Tenerife. Ha costado mucho. Demasiado. Pero Málaga seguirá siendo de Primera.