Sufrimiento innecesario
El partido ante el Elche fue raro, rancio, dejando ver escenas surrealistas, de frenopático. Perder o no ganar es ya norma. Y señalar a uno o dos jugadores concretos cada encuentro, no sirve para el análisis. Porque de que el arco iris se haya vuelto gris también tiene culpa el entrenador y por supuesto los que han dejado que futbolistas de importancia capital hayan ido saliendo durante el curso. La tarta del éxito se la comieron todos, ahora también les toca compartir la indigestión.
La buena noticia es que el Málaga está salvado. La mala es que la atmósfera es la de un club y un equipos rotos, sin patrón, de urgencias, con extraños 'compradores' en las gradas. Huele a descenso cuando su lucha es Europa. Así que soltado un poco de aire, masticado el dolor, el paisaje de la clasificación es idílico. La combinación de sensaciones es compleja.
Cansados o no, porque ya por las declaraciones de unos y otros es difícil adivinar cómo está el equipo, Gracia apostó por su once de gala. Camacho regresaba como El Cid al césped de La Rosaleda. Era la esperanza de ver algo distinto en este Málaga de lo que ha venido ofreciendo en los encuentros contra rivales 'no grandes', por acotarlos de algún modo.
Equipos, por cierto, que vienen con un plan a Málaga, que se ha vuelto predecible. El Elche, por ejemplo. En la primera parte no quiso el balón salvo para lanzar alguna contra. Esperaba el error y procuraba cometer los mínimos, además de contener a Amrabat, que es de los hombres de arriba quien más inspirado anda y absoluta primera opción de este Málaga en su juego.
Amrabat se busca la vida con más o menos suerte, se pelea, aguanta, trata de dar una oportunidad a los que vienen por detrás. Aunque el que probó al meta ilicitano fue Juanmi. A los 16 minutos cabeceó un centro exquisito de Samu anulado por el asistente de Undiano por orsay. Luego, ya por detrás en el marcador, estuvo cerca de alcanzar un pase de la muerte de Amrabat y también probó a Tyton con un disparo seco.
Y ahora volvemos en el tiempo para hablar del gol del Elche. A eso vino, decíamos, a protegerse y a picar en cuanto el Málaga tuviese algún despiste o error. Contra de manual, pase preciso a Jonathas y el punta no perdonó. La misma medicina que el equipo de Gracia inyectó a más de un rival cuando el Málaga era otra cosa.
Gracia movió ficha en el descanso. Sentó a Samu Castillejo para dar entrada a Javi Guerra, al que ha tenido semanas en el ostracismo. Bien el veleño, que no estaría de más saber por qué su papel ha sido tan residual en este tramo final. Pero regresemos al partido. Porque emociones hubo para dar y regalar.
Amrabat estaba en casi todas. Un centro de Rosales que no llegó a parar Tyton y que Amrabat alcanzó en el rechace pero su tiro se fue al cuerpo del meta. El holandés dio un pase en el área que se disputaron Juanmi y Boka y terminó siendo para el africano. Cruzado, fuera.
Y llegó una de las polémicas de la noche, con un centro de Samu que fue gol, con Amrabat en el área pequeña estorbando a Tyton, pero sin tocarle. Undiano lo considera falta... Estaba el portero del Elche llamado a ser protagonista. Paró un disparo de Camacho en una jugada ensayada con Darder en una falta lateral.
Faltaba más acción. Javi Guerra forzó el penalti y la expulsión del cancerbero ilicitano. Tángana, muy propia de un Elche que ya lo hizo un año antes y que arañó segundos con malas artes desde el pitido inicial, y Duda picando el anzuelo por enésima vez en su carrera.
Damián desplazó el balón que estaba en el punto de penalti, el portugués se fue a por él, luego se formó la melé, dio una 'caricia' a Aarón... Todo un show. Y el asistente avisó a Undiano de que Damián y Duda debían ser amonestados. El capitán del Elche tenía tarjeta y el colegiado navarro sólo se la enseyó a Duda.
El capitán del Málaga estaba a mil por hora. La indicación desde el banquillo debió ser que lanzase otro. Pero no llegó esa orden, porque Duda tiró. Y Duda falló y la mandó al poste. El portugués siempre será eterno, pero a estas alturas de su carrera no puede tropezar en estas piedras.
Aun así el Málaga, desesperado y con el gesto roto pero con ganas de salvar el resultado, buscó el empate a tumba abierta. Y así llegó una contra mortal del Elche -que estaba con diez- que terminó marcando Pasalic para regocijo ilicitano.
Undiano extendió el partido seis minutos, tiempo en el que el Málaga tuvo un gol de Javi Guerra, una ocasión de Duda que Manu envió a córner y el saque de ese córner que terminó también siendo un 'uy' del mismo Guerra. El campo ya estaba casi vacío. El malaguismo está dolido. Esta Liga está siendo la mejor de las bodas que acaba en coma etílico.
Duda, camino de los 40, y cuantos más años más niñato parece. Que falta de cabeza...