El líder de la transición blanquiazul
Moayad Shatat aterrizó en Málaga un 26 de julio de 2012. Llegó con el club en un proceso crítico, acuciado por multitud de impagos y dudas y con un proyecto deportivo en el aire a pesar de tener recién obtenido el billete para jugar la Champions League. Por entonces, Abdullah Ghubn ya había puesto distancia con el club a pesar de que sus mensajes afirmaban todo lo contrario. Shatat fue el hombre elegido por el jeque, un escudero de su máxima confianza, para apagar el fuego que había en aquel momento en Martiricos.
Desde entonces se convirtió en la cabeza visible del presidente en Málaga, en el nuevo brazo ejecutor de Al-Thani. Menos dado a apariciones extravagantes ante los medios y a reclamar para sí los focos públicos que Ghubn, pero mucho más efectivo en la gestión.
El club salvó los muebles aquel verano tras las ventas de Cazorla y Rondón, Pellegrini siguió al frente del equipo tras una pretemporada tormentosa, el Málaga superó el play off de la Champions ante el Panathinaikos y comenzó quizás la temporada más brillante en la historia de la entidad blanquiazul.
A Shatat le correspondió liderar la transición. El paso de la etapa derrochadora y ostentosa a un modelo austero y autosuficiente, todo ello arrastrando una deuda de unos 100 millones de euros. Después de la Champions, Pellegrini dijo adiós y, con él, las estrellas. Le tocó lidiar con arduas negociaciones para satisfacer el pago de los atrasos y las primas prometidas, la sanción de la UEFA, la llegada de Schuster y la llegada de nuevo del Málaga de los ajustes económicos, el de toda la vida.
Shatat ha dirigido transmitiendo estabilidad y delegando responsabilidades en los gestores del club, fundamentalmente en Vicente Casado, director general. Ha cubierto con mano izquierda las continuas y alargadas ausencias del propietario y su papel para que la reestructuración del club fuese lo menos traumática posible también ha resultado más que relevante.
El hasta hoy vicepresidente deja el club en una situación de relativo equilibrio económico, con una deuda controlada de 28 millones de euros y un proyecto deportivo asentado en Primera División y con notables miras de crecimiento.
acabaremso echandole de menos. era el unico q sabia algo de los del jeque