Derrota sin excesivo dolor (63-57)
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Derrota para el Unicaja ante el Darussafaka en Dogus (63-57). Segunda en esta Euroliga. Y previsible, verdaderamente. No escuece en demasía el marcador. Ellos se jugaban la vida prácticamente y los de Plaza estaban ya en el Top-16. Así que poco que lamentar más allá de lo complicado que resultará quedar por delante del CSKA de Moscú. Tampoco era el objetivo real, sólo que las cosas se han dado así.
El Unicaja no fue peor, de hecho, sin Hendrix y sin el sustituto de Germán aún disponible (léase Cooley), se impuso al rival, demostrando que a día de hoy es superior a los turcos. Entró en el último cuarto ganando, pero ahí acumuló algunos errores, forzados en parte por mérito del rival y sus ganas de seguir vivos manteniendo el pulso al Maccabi. Eso por no entrar en el hecho de que Plaza prescindiese en la fase decisiva de Nedovic, que terminó el duelo con 13 puntos.
Es cierto que el primer parcial fue para los locales, con Erden haciendo mucho daño en la pintura (8 puntos para él), justo donde todo el mundo sabía que el Unicaja andaba cogido con pinzas esta noche. Un 20-15 después de diez minutos. Pero llegó el segundo y el Unicaja se quitó las telarañas (después de varios minutos con ambos equipos sin ver aro). Comenzó a enchufar triples, de hecho casi todo lo que anotó fue desde el perímetro: Suárez, Smith, Díez... Sólo Redding fue capaz de hacer que su equipo se fuese por delante al descanso (30-28).
Y llegó el tercer periodo, en el que Nemanja Nedovic se desató como sólo él sabe hacer. Ahí comenzó el despegue del Unicaja, que se marchó 45-48 antes de ese extraño y mal conducido en todos los sentidos último cuarto. Más de 20 balones perdidos, había que señalar antes de que se nos olvidase. En fin, que 63-57 y a pensar que es cosa del relax y las circunstancias. Y a pensar, pensar, en Badalona.