El velatorio comenzó a los 39 segundos
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Porque este equipo va a mazazo por jornada y así es imposible. Ante el Atlético el jarro de agua fría tardó poco en llegar. Concretamente, 39 segundos. 39 segundos fue el tiempo que necesitó el conjunto colchonero para apuntalar aún más lo clavos del ataúd que parece ya hecho a la medida del descenso blanquiazul. No se había cumplido ni un minuto de encuentro cuando el conjunto colchonero había mostrado en una jugada todas las vergüenzas locales. Un equipo que se está jugando la vida no puede permitirse un gol así, por más que Griezman definiera a la perfección.
Y con el gol del francés volvió la nube negra a cubrir toda La Rosaleda. Que nadie crea que la categoría se puede perder en duelos como esté, todo ha acabado antes, mucho antes, hace meses, cuando aún el mantra de la remontada resonaba con fuerzas en la cabeza de todos. El problema es que, visto lo que se está viendo, en el fondo de las mentes y los corazones del malaguista sigue habiendo un fino hilo de esperanza, casi minúsculo tras esta nueva derrota, pero existente al fin y al cabo.
Cambió el once José González, movió el árbol, luego retocaría el equipo tras el descanso, pero el resultado es el mismo. Quizás no era el partido para el resurgir, porque el Atlético jugaba muy cómodo ante el Málaga, al menos hasta los minutos finales. Por momentos, la grada llegó a recriminar a los suyos la parsimonia reinante ante la gravísima situación que vive el equipo.
Y es que con lo que hay sobre el tapete no se entiende la falta de actitud. Algo que, por momentos, cambió tras el descanso. La calidad puede existir o no, la suerte puede acompañar o no, pero la falta de actitud es imperdonable en un profesional que se juega el descenso.
Pero lo dicho, en esto cambió el Málaga tras el parón y llegó a poner al Atlético nervioso en el tramo final del choque. Era más vergüenza torera que calidad, pero los arreones e intentonas de En-Nesyri contagiaron a los suyos en busca de un mal menor como el empate.
Enfrente, un rival rácano, que necesita lo justo para sacar sus resultados adelante. Y les va bien. Pero poco o nada más creó el Atlético al margen del gol de Griezmann. De hecho, acabaría el equipo de José volcado con hasta cuatro jugadores de ataque como En-Nesyri, Ideye, Rolan y Samu, pero salvo una falta que le saca Oblak a Rosales al inicio de la segunda mitad, el rendimiento ofensivo fue nulo. Nada nuevo por estas tierras donde se sigue consumiendo duelo.
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