Blanco Leschuk al rescate
El Málaga del orden y el equilibrio tuvo que desmelenarse y tocar a rebato para mandar a la lona a un Albacete bien trabajado, con plan y con recursos para poner en apuros a muchos equipos de la categoría. Esta vez tocó cambiar el guión de arriba a abajo y el Málaga volvió del revés su ADN para sumar tres puntos que le mantienen como líder en solitario y como candidato al ascenso con mayúsculas. La Rosaleda continúa siendo territorio inconquistable (15 puntos de 15).
Bajo los guarismos que marca el método Muñiz el partido deparó muy pocos sobresaltos y apenas dos opciones de gol en todo el primer tiempo. Una la tuvo el lateral Iván Rodríguez y la otra, Harper. Ambos disparos se marcharon fuera. Al Málaga le faltó, al menos, una marcha más de salida para descoser al Albacete. Y no fue hasta que no se vieron contra las cuerdas cuando los blanquiazules soltaron amarras y se lanzaron a por el partido. La ebullición del Málaga la provocó el equipo manchego, que salió tras el descanso como un poseso en busca de Kieszek generando, en 11 minutos, dos ocasiones de gol, un más que posible penalti de Iván Rodríguez sobre Febas y la acción que supuso la más que dudosa pena máxima que sí decretó el árbitro y que valió el 0-1 de Bela.
Ese gol del Albacete hizo saltar por los aires el plan del Málaga y Muñiz movió ficha. Quitó a Lacen (su nivel sigue por debajo de la exigencia que demanda este equipo) y tiró de Hicham. Adrián quedó como ancla en la medular y Juanpi, Ontiveros (entró en el 53’ por Pacheco), Hicham, Harper y Blanco Leschuk inclinaron el partido hacia Tomeu Nadal. El Málaga hizo del desorden ofensivo virtud, se lanzó en tromba al ataque y tardó ocho minutos en voltear el partido. Blanco Leschuk empujó a la red un córner botado por Ontiveros que se paseó por delante de la portería y dos minutos después el argentino cabeceó a puerta vacía tras una salida poco ortodoxa de Nadal. De momento, es imposible sacar mayor rentabilidad a la apuesta por el argentino.
El asedio blanquiazul se mantuvo tras el 2-1 y tuvieron opciones los malaguistas para finiquitar el encuentro mucho antes del pitido final. Pero el tercer remate de Blanco Leschuk sí se lo quedó Nadal y el larguero repelió un latigazo de un Ontiveros eléctrico y desatado.
Muñiz quiso evitar sustos en los minutos finales y dio entrada a Boulahroud para sostener mejor el último arreón de los manchegos. Pero al Albacete le faltaron cabeza y piernas para llegar de nuevo hasta Kieszek. Los de Ramis habían quemado sus naves a la vuelta de vestuarios. Sin embargo, los focos y la gloria estaban reservados esta vez para Blanco Leschuk. El Málaga, 22 puntos le contemplan, sigue su caminar implacable por LaLiga 1|2|3.
Este Málaga enamora cada día mas