Segundas partes sí pueden ser buenas
-
Un abismo con el abismo
-
VÍDEO. Un larguero y dos polémicas en la misma jugada
-
Así analizan los medios la victoria
El Málaga CF se fue a la cama en Logroño -tuvo que hacer noche tras un fallo eléctrico en el avión que le impidió volar a la Costa del Sol- con los deberes hechos. Tres puntos en Las Gaunas avivan la llama de las últimas jornadas, en las que el equipo ha dado un más que evidente paso adelante en sensaciones, físico y fútbol. De un tramo de campeonato en el que el equipo pareció caerse se ha pasado, cambio de esquema por el camino, a la que es posiblemente la mejor imagen futbolística de la temporada. En Logroño, ante un equipo que se jugaba la vida, el Málaga conjugó una actuación que fue de menos a más. A mucho más, porque cuando otros equipos podrían haber jugado a guardar la ropa con el 0-1, los de Pellicer se lanzaron a atosigar al Logroñés, a apretarle arriba en busca del segundo. Jugar a ganar siempre es la mejor opción.
Vaya por delante que al Málaga le costó desplegarse en la primera mitad. El Logroñés tenía el partido en su terreno, de hecho en los primeros minutos pudo hacer el 1-0 con un derechazo de Paulino al que respondió con el pie Juan Soriano. "Antes del 35’ el partido estaba donde ellos querían, más lento", señalaba Pellicer tras el partido. Escassi tuvo que colarse entre los centrales para fortalecer la salida del balón, y arriba no hubo ocasiones claras hasta el gol. El balón parado surtió efecto y Yanis, pese a que el colegiado vio un fuera de juego que invita a la risa, golpeó en el estómago al Logroñés. De ahí al descanso, donde alguna tecla se tocó para relanzar al equipo en la segunda parte.
Y, más allá de las sensaciones, ahí están las estadísticas para refrendarlo. El Málaga disparó cuatro veces más (tres por siete), llevó al Logroñés a perder 35 veces más la posesión (71 por 106), ganó 17 duelos más (25 por 42) y también nueve balones aéreos más (10 por 19). Todo tiene que ver con la presión que impuso el equipo, altísima, lo que se tradujo a su vez en menos pases en la segunda mitad (140) que en la primera (177). Robar arriba y lanzar, en pocos toques, contras para sentenciar. Así llegó, por ejemplo, el remate al larguero de Luis Muñoz: balón en profundidad de Alexander, centro de Jairo y derechazo de Luis. Una jugada con doble ración de polémica, por cierto.
El Málaga ganó más duelos, más balones aéreos y forzó al Logroñés a más pérdidas en la segunda mitad
Declaración de intenciones
Así pues, donde otros equipos hubieran dado consciente o inconscientemente un paso atrás en la segunda mitad, incluido el Málaga en otros puntos de la temporada, la tropa de Pellicer prefirió morder al Logroñés demostrando a su vez una importante capacidad física que ya se viene notando en las últimas citas. En los últimos minutos hubo alguna migaja de sufrimiento, con algunos balones aéreos ya con el Logroñés volcado y sin nada que perder, pero la imagen del equipo en la segunda mitad fue de las mejores que se han visto este año. Segundas partes sí pueden ser buenas.