La 'Pantera' ruge al son de La Rosaleda

Puro oro. Eso vale la victoria lograda por el Málaga CF en la visita de la UD Las Palmas a La Rosaleda. Una Rosaleda plagada de aficionados, llena hasta la bandera y que pudo, contra todo pronóstico por cómo jugó el equipo, disfrutar de un triunfo más en casa. El campo malacitano sigue sin conocer la derrota, la afición sigue apretando y el cuadro de José Alberto suma tres puntos que le ayudan a afianzarse en la parte alta de la tabla. Y dos estrenos: Antoñín y Sekou La Pantera Gassama vieron portería con la elástica blanquiazul por primera vez. ¿Qué más se puede pedir? Buen juego, quizá.

La intensidad fue máxima desde el segundo uno de partido. Los dos conjuntos trataban de hacerse con el balón, aunque se les resistía. El Málaga se acercaba al área rival, pero sin generar peligro. Sin embargo, Dani Martín tuvo trabajo desde bien temprano, eso sí, mostrando más seguridad de la habitual y sin cometer graves locuras en las jugadas de ataque de la UD.

La Rosaleda se echaba a temblar cuando los de Mel cogían la pelota y comenzaban a combinar. Se buscaban los unos a los otros y conseguían meterse hasta la frontal del área del Málaga. Un tiro al palo y una buena parada de Dani, precedidos ambos de un '¡Uh!' de puro miedo en la grada, mostraron las cartas más amenazantes del equipo canario.

Sin embargo... esto es fútbol. Y a la media hora de partido, cuando pintaban bastos para el Málaga, la cosa se puso de cara: Antoñín vio por fin portería, finalizando con mucha solvencia una buena jugada en la que Víctor y Brandon se encontraron mutuamente.

Jesé y Viera, e incluso Lemos, trataron de empatar el marcador antes del descanso, pero el meta blanquiazul estaba excelso este sábado. El resultado quizá no era el más justo por ocasiones y por nivel de juego, pero por una vez la eficacia jugaba a favor del conjunto malaguista.

Se desinfla como un globo

Pero, como ya viene siendo habitual, la segunda mitad comenzó con un bajón de concentración del equipo blanquiazul. El primer fallo garrafal vino de Ramón, que se la regaló a un rival y tuvo que salir Dani a por la pelota para evitar sustos mayores. Y esta fue la tónica de este periodo, el Málaga viéndose superado por la táctica del equipo de Mel y salvando los platos con una pizca de suerte.

Ni siquiera que Las Palmas se quedara con diez jugadores dio a los de José Alberto la opción de ser superiores. Loiodice se fue, sí, pero los que se quedaron no iban a dejar escapar la oportunidad de puntuar en La Rosaleda.

De hecho, Jesé llegó a encontrar la portería de Dani, pero una falta cometida por él mismo sobre Pey antes de encarar al meta malaguista anuló el tanto. Pero tanto va el cántaro a la fuente y tan poco le sirvieron al Málaga los cambios que acabó por empatar el cuadro visitante con un tanto de Benito tras un error muy infantil de Peybernes, que, sin explicación, cedió la pelota con el pecho a Dani.

La reacción del Málaga fue rápida y en la siguiente jugada, una buena combinación entre Brandon y Kevin, acabó con el malagueño estrellando la pelota contra el palo. El linier había levantado el banderín, por lo que la jugada quedaba igualmente invalidada.

Desde el minuto 80, los de José Alberto se plantaron en campo rival. Tras varias jugadas que no finalizaban, en un córner llegó la magia y La Rosaleda se vino abajo: cabezazo de Sekou Gassama para volver a poner al Málaga por delante. La Pantera volvió a rugir y con él todo el estadio malacitano.

Los cinco minutos de descuento se hicieron largos, pero todavía tuvo Sekou una última oportunidad de sentenciar el partido. Eso sí, con el pitido final llegó la verdadera fiesta, la que era necesaria tras el gran esfuerzo de la afición antes y durante el choque, la que se merecía el malaguismo, que cumplió con creces.