La Rosaleda dictó sentencia: los más señalados como culpables y los indultados en el Málaga
El pasado sábado fue una jornada de mucho ruido externo en la que el fútbol importó poco. A pesar de que se diera el triunfo que mantiene con un hilo finísimo de vida al Málaga, que solo se agarra a una última cuenta. Miles de malaguistas se congregaron una hora antes del partido para desahogarse de sus críticas justo frente a la puerta de acceso al palco presidencial. Más tarde, en el césped, se vivió otro juicio colectivo donde son muchos los nombres señalados por las masas.
Llamó la atención el baile de pancartas promovidas y colocadas por el Fondo Sur 1904. A través de ellas se atisba quiénes son las dianas de gran parte de la afición. En primer lugar, la directiva del Málaga y, en concreto, el administrador judicial, José María Muñoz. Tampoco se olvidaron de Manolo Gaspar y de otros estamentos del club como el consejero Ruiz Guerra; Lucas Rodríguez, de la Fundación MCF, o Ana Vera, de Comunicación.
Sentencias en formato cartelería que decían: "Lo que vieron nuestros abuelos también lo verán nuestros hijos gracias a ineptos"; "Okupasteis un club de fútbol para hacerlo un cortijo" o "Los culpables siguen dentro del cortijo".
Jugadores señalados
Durante el transcurso del partido fueron muchos los que también dirigieron las críticas hacia los jugadores, de forma general con gritos de "¡jugadores, mercenarios!" y a través de más pancartas que decían: "Una plantilla de fracasados solo aspira a descender" o "Un corral de gallinas cluecas sin huevos. Jugadores mercenarios".
El propio capitán del equipo, Alberto Escassi, defendería en el pospartido que son ellos, los jugadores, "los principales responsables de esta situación". Hubo varios nombres concretos a los que La Rosaleda pitó casi en su mayoría y, por encima de todos, está el de Alfred N'Diaye. A cada balón que tocó en los 45 minutos que disputó, el público lo trató como el principal objeto de sus iras.
Su fichaje ilusionó y los episodios de indisciplina y bajo nivel físico que ha mostrado a lo largo de la temporada terminaron de enervar al malaguismo. Otro objetivo principal de las pitadas fue Genaro Rodríguez, que ni siquiera jugó ante el Mirandés.
Esteban Burgos también recibió la negativa de la afición cuando saltó al césped, al igual que Jozabed e incluso hubo división de opiniones para Luis Muñoz o Rubén Castro, aunque para el canario hubo más aplausos. Pocos se salvan de los reproches en esta plantilla, aunque se distinguen un puñado que tienen el beneplácito de la grada.
Los indultos del malaguismo
Jugadores como Rubén Yáñez, Alberto Escassi, Aleix Febas, Fran Villalba, el autocrítico Lago Junior o canteranos como Cristian o el queridísimo Álex Calvo recibieron aplausos en acciones concretas del partido o cuando entraron o abandonaron el terreno de juego.
Quedan dos jornadas y ya se trabaja en el Málaga del futuro, que partirá casi desde cero por la gran limpia que se espera. Cuatro jugadores mantienen su vínculo con el club en cas de descenso: Manolo Reina, Genaro, Ramón y Juande. Los dos primeros han salido muy señalados tras esta temporada. Juande la termina con dudas sobre sus hombros.
Que tengan contrato no significa que se queden. Pues si decide lo contrario el nuevo director deportivo, se les buscará salida. Al igual que se negociará con otros para que se queden, como Lago Junior o Escassi. La afición pide cambios drásticos y el balón está ahora encima del tejado de Kike Pérez.
Tal como está montado el circo de la Liga SmartBank, algunos de estos jugadores incompetentes no tendrán problemas de fichar por otro club que les pague el salario mínimo y otro año más a vivir sin dar ni golpe. Estos jugadores son unos pasotas. Ya tenemos uno de esos grabado en la memoria, me refiero a Borja Bastón el que se pasó el año jugando a la play mientras cobraba su sueldo sin despeinarse. Este año podríamos sumar a cuatro o cinco más de esa plantilla a esa lista negra de jugadores incompetentes y mercenarios. Sin olvidarnos de darles la medalla del Mérito al Trabajo desarrollado a los Señores Pablo Guedes y Manolo Gaspar artífices de esa gran cagada de equipo.