La maldición del campeón arruina a Alemania
Saransk (Rusia), 27 jun .- La indecisión sobre la eventual reconversión de un plantel habituado a la gloria y la persistencia en un personal cautivo del éxito terminaron por someter a Alemania al maleficio del campeón en un Campeonato del Mundo.
No ha podido escapar el equipo germano de la leyenda negra con el triunfador que se cumple también en Rusia por tercera edición consecutiva. Le ocurrió a Italia, malparada a las primeras de cambio en Sudáfrica 2010 después de vencer en Alemania, cuatro años antes. También a España, ganadora en Johannesburgo y sonrojada en Brasil 2014.
Ahora ha sido Alemania, impecable en la competición que culminó en Río de Janeiro cuatro años atrás y que está de regreso a casa tras estancarse en la primera ronda de Rusia 2018, por primera vez en su historia.
El conjunto de Joachim Low ha firmado en Kazan su peor actuación. Cuatro títulos y cuatro subcampeonatos adornan la historia de uno de los clásicos de la Copa del Mundo que abandona por la puerta de atrás la edición reciente. En plena marcha y como la peor de su cuarteto. Por detrás de Suecia, México e incluso Corea del Sur, con la que desperdició su última bala.
Tal y como le sucedió a Marcelo Lippi, al frente de Italia en Sudáfrica y a Vicente del Bosque en Brasil, Joachim Low ha sido incapaz en Rusia de evitar su fracaso. La 'azzurra' fue la última ocho años atrás dentro de un grupo que completaron Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda. No fue capaz.
España, después, fue sometida por Holanda y Chile. Solo ganó a Australia. Pero fue eliminada antes de la ronda de octavos. La maldición del campeón amplía en Rusia su leyenda. No es una novedad en los grandes torneos.
El poderoso embrujo de la victoria suele nublar la realidad. Los técnicos prolongan la confianza en un plantel que le hizo campeón y que logró la gloria. Aunque el tiempo amenace el ocaso en los jugadores. La jerarquía se impone a los síntomas de agotamiento, a la cuesta abajo.
Los abruptos golpes de mano a lo largo de la competición han desnudado la idea de Low, cuyo puesto, hasta ayer incuestionable, está ahora en entredicho.
La dinámica de juego y de resultados advertían dificultades para el equipo germano. Aunque no un batacazo de esta dimensión. No fue capaz el reputado seleccionador alemán en escapar de la advertencia que le dejó entrever el terreno de juego.
Low miró en su plantel y no atinó. Solo tres jugadores además del portero Manuel Neuer han sido fijos en los tres partidos disputados por Alemania en Rusia 2018: el lateral Joshua Kimmich, el centrocampista Toni Kroos y el delantero Timo Werner.
El seleccionador desechó el debate en la meta. Prolongó su fe en el arquero del Bayern Múnich, inédito por lesión durante toda la temporada. Y pasó por alto el gran nivel del jugador del Barcelona Marc Andre Ter Stegen. El marcador le ha dejado en evidencia.
La rotundidad con la que hizo pública la apuesta por Neuer fue tan cuestionada como el descarte de Leroy Sane. La exclusión de la lista definitiva del jugador del Manchester City, el mejor de la Premier League, tampoco fue entendida.
Joachim Low ha mantenido la obcecación en sus fieles. Mesut Ozil, Thomas Muller, Marco Reus, Julian Draxler, Sami Khedira, son algunos de los futbolistas en plena depresión.
Jérome Boateng y Matts Hummels, al borde de la treintena y con el físico maltrecho, fueron vulnerables, sonrojados sin remisión por sus rivales. Sin capacidad de reacción y sin auxilio de los centrocampistas.
El centro del campo representó el déficit alemán. Kroos alternó errores de bulto con aportaciones determinantes. No tuvo auxilio el jugador del Real Madrid. Desasistido por el mal momento de Khedira o de la aparente indiferencia de Ozil y Muller, especialmente.
Y en ataque, Low acentuó su apuesta por Werner, que no cumplió las expectativas. Sorprendió la inclusión, incluso, de Mario Gomez, un recurso que se tomó como a la desesperada.
El batacazo en Rusia puede provocar una catarsis en Alemania, incapaz, como ocurrió con Italia y España de ver los malos tiempos venir. La nueva generación del fútbol alemán despeja el devenir. Pero no compensará la peor actuación de su historia.