"Como jugador me tildaban de tener poca sangre, de mingafría, pero no por vago"

José Luis Mendilibar es uno de los entrenadores más carismáticos del fútbol español. Recientemente se convirtió en el técnico con más partidos dirigidos en la historia del Eibar, y El País publicó este viernes una entrevista con el técnico de Zaldibar en la que hace un repaso a su trayectoria y da su visión sobre el fútbol actual. Este es un fragmento de la misma:

Diferencias de cuando él jugaba a ahora. “Creo que ahora es mucho más fácil jugar en Primera, y por una razón que se la digo a mis chavales: hay muchos más futbolistas jugando en el extranjero que hace años. Antes no se iba nadie, todos los españoles se quedaban aquí, en Primera, en Segunda, en Segunda B, y las categorías eran más fuertes”.

¿Echa algo de menos? “Jugar. Pero más que competir, entrenarme. A mí siempre me ha gustado entrenarme. Eso no quiere decir que siempre lo hiciera a tope. Me gustaba ir a los entrenamientos. Luego igual me tildaban de tener poca sangre… Como decía Javier Clemente, de mingafría, pero no por vago. En la competición tenía más responsabilidad encima y no rendía igual”.

¿Ha evolucionado mucho como técnico? “Mis ideas, no. Sí en ver las cosas con calma, no ser tan caliente. Antes, a los 20 minutos igual cambiaba a un jugador, y ahora me cuesta más”.

Usted ha estado en el Eibar en Segunda, y años después en Primera. ¿Ha cambiado mucho? “Claro, es normal. Ves el póster de mi primer año y salían 23 jugadores, entrenador, ayudante, preparador físico, utilero, presidente y delegado. En el de este año, además de los jugadores, hay 20 personas más. Luego, en oficinas y otras cosas, muchos más. Si bajamos a Segunda, se quitarían un montón de sueldos”.

¿Sigue siendo un club familiar? “Sí, la gente es muy cercana. No sé si tengo que decir esto, pero el otro día, la presidenta fue a recibir a un jugador que venía de la consulta de un médico, y ella por su cuenta, a las 11 de la noche, fue al aeropuerto a recibirle. El trato familiar es conmigo, con los jugadores y con todo el mundo”.

¿Se lleva mejor ahora con los árbitros? “Siempre me he llevado bien. A ver: se me ve hablar mucho con ellos, pero el 90% de las veces es para bien. Yo creo que somos uno de los equipos menos tramposos de la Liga. Muy pocas veces perdemos tiempo, muy pocas veces nos tiramos al suelo cuando vamos ganando para hacernos los lesionados... Hay equipos especialistas en hacer algunas cosas. Nosotros no retiramos a los recogepelotas cuando vamos ganando. Hay campos en los que desaparecen. Intentamos ayudar. Otra cosa es que, por mi forma de ser, los gestos sean más ostensibles, pero hay otros que por lo bajini son más cabrones que yo”.

¿Después de tantos años, lo suyo es oficio o vicio? “A mí me gusta el fútbol. Yo no vengo a trabajar, sino a entrenar. Me encanta levantarme a las siete y pico, venir y estar con los jugadores. Llevo 25 años y tengo las mismas ganas que cuando empecé”.

¿Pero viven los futbolistas fuera del mundo real? “Está claro. El mundo real llega cuando dejas de jugar al fútbol, o de entrenar. Cuando un joven encuentra un trabajo y gana menos de 1.000 euros y ve a un amigo de su cuadrilla que juega al fútbol y gana un dineral, ahí hay una desigualdad evidente”.

¿Cuando deje el fútbol, qué va a hacer? “Estaré tranquilo en mi casa, y veré el fútbol por televisión. Cada vez me gusta menos ir a un estadio. Creo que ahora los aficionados son más radicales en sus comentarios, se protesta más... Y los horarios, claro. Cada vez es más difícil ir a un campo… Aunque el fútbol seguirá siendo fútbol siempre”.