Orgullosos de Javi Varas (0-0)

Barcelona FC

0

0

Sevilla FC

 

 

 

Espectacular, impresionante, enorme Javi Varas. El portero del Sevilla ha logrado mantener la portería a cero ante el todopoderoso Barcelona con una parada de un penalti a Messi en el descuento incluido, después de hacer mil más imposibles. El conjunto nervionense, grande en defensa, ha sabido sufrir lo indecible para arrancar un punto que vale un mundo, vale confianza, vale moral y vale para mantener el casillero de derrotas a cero.

Álvaro Ramírez |Cuando Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, ha colocado la pelota en el punto de penalti, a once metros de la portería, en el minuto 93 del partido, a Javi Varas, desafiante, se le han pasado muchas cosas por la cabeza. Se le ha cruzado la película de un partido, la película de una lucha sin descanso, de una pelea sin tregua, de una entrega sin límites. Se le ha pasado por la cabeza el sufrimiento de su equipo, el de los aficionados sevillistas, el de Frederic Kanouté, en el banquillo con cara extraña en él tras su expulsión en la tángana tras la señalización del polémico penalti, se le ha debido pasar por la mente algún rostro de impotencia que se dibujaba en sus compañeros tras un logro que se esfumaba en el último minuto, incluso se le ha debido pasar por la cabeza alguna señal de alivio de los futbolistas del Barcelona, contentos por fin por tener ventaja para encontrar un hueco para batir al portero nervionense. Quizás se le haya pasado por la cabeza hasta el lema que tenía en su pecho, Orgullosos de Andalucía, y Andalucía acabó orgullosa de Javi Varas.

Todos esos pensamientos, todas esas imágenes a mil por hora que transitaban por la cabeza del de Pino Montano, andaluz por cierto, le llevaron a adivinar el lanzamiento de Messi, a su izquierda, y levantar de sus asientos a todos los sevillistas que a través de la televisión y algunos en el campo sufrían con la agonía de los últimos minutos. Despejó Varas, evitó el gol, logró el Sevilla un punto de oro, de platino, de esos que levantan un equipo. Lo logró tras un partido planteado de forma excelente por Marcelino, que incluso combinó y desperdigó en su equipo de forma inteligente jugadores poco habituales que dieron un rendimiento perfecto. Los Armenteros, Campaña, Fazio... se graduaron con nota ante los mejores jugadores del mundo y fueron piezas perfectas de la máquina defensiva nervionense.
El Sevilla logró un imposible para la mayoría de los equipos que pasan por el Camp Nou, mantener su portería a cero. Lo logró, principalmente, porque tiene a un portero, Javi Varas, en un momento realmente espectacular. Pero justo es repartir también méritos entre los catorce futbolistas de blanco que se fajaron, corrieron, ayudaron, cubrieron, taparon como si la vida les fuera en ello. La solidaridad de los futbolistas sevillistas mantuvo durante algunas fases del partido a raya a los azulgranas, que ante el tapón provocado en las líneas de pases interiores buscaron incesantemente las bandas y el recorrido de sus laterales. Era lo que querían los hispalenses, los andaluces. El Barcelona creó peligro, cómo no, pero se mantuvo vivo el Sevilla, que incluso en el minuto 20 pudo adelantarse con un tiro de Navas que de manera espectacular salvó Valdés y que en la segunda parte casi da la campanada total en una acción de Rakitic, que contró mal. Se echó en falta más posesión en las filas nervionenses, pero eso ante el Barcelona es pedir la luna, y demasiado hacía el Sevilla con seguir sobre la tierra.
Apretó el Barcelona, y tanto. Sobre todo en la segunda mitad. Pero cuando la ocasión parecía desembocar en el esperado tanto, allí que se cruzaba Cáceres, Navarro, Fazio, Escudé, Campaña... cualquiera de blanco. Y para cuando pasaba la pelota, allí estaba el coloso, Javi Varas.
El punto del Sevilla es de un mérito enorme, es un punto de victoria, que mantiene al Sevilla invicto y que demuestra que el conjunto nervionense apunta maneras y que tiene bases sólidas. Tiene un portero espectacular, una defensa solidaria y seria, una medular ordenada y un ataque sacrificado, y suma con su partido en el Camp Nou una segunda línea de futbolistas que empiezan a aportar. Sí, para estar orgullosos.