Empequeñeciendo al Betis
"Se acabó la Copa y punto, ahora a centrarse en la Liga y aligerar la plantilla". Esa fue la reflexión de Mel, grosso modo, tras la eliminación del Betis en la primera eliminatoria de la Copa del Rey, ante un equipo de Segunda. Ni una disculpa ni un ápice de autocrítica después de naufragar y caer de forma estrepitosa en una de las dos competiciones que disputa el Betis esta temporada, una de las dos.
Se ha instalado en el Betis un conformismo convenido que se hace fuerte en circunstancias como ésta y que supera, en mucho, al sector autocrítico y exigente. Ser condescendiente con una eliminación como esta, instalar el 'no pasa nada' y que Mel pueda hablar de una tranquila "estabilidad" tras caer eliminado en la Copa a las primeras de cambio ante un equipo inferior es vulgarizar un equipo como el Betis, es empequeñecerlo, mezclarlo en la maleza del montón, equipararlo a conjuntos medianos de nuestra Liga cuando el Betis debe estar, por historia, por afición y por entidad, por encima de ese nivel medio, debe aspirar a instalarse en el vagón delantero del fútbol español.
La condescendencia es más alarmante aún cuando se instaura desde el club, cuando el mismo Mel, voz más autorizada puede que ninguna, visto lo visto, normaliza lo que resulta ser un fracaso, o debería serlo, claro. Pero, no, "lo que da de comer es la Liga", la Copa no importa porque es mejor centrarse en una única competición.
¿Los 27.000 béticos que acudieron al Benito Villamarín, en una noche fría de diciembre, a las 21.00 horas, a ver a su equipo ante un equipo de Segunda, seguro que piensan lo mismo, a ellos tampoco les importa la Copa?
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