Un punto de mejora

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla se ha llevado un punto de Anoeta y bien pudo sumar los tres, pues en líneas generales fue mejor que su rival. Pero esta vez, en un equipo nervionense más sólido, más conjuntado, más serio, los fallos individuales anclaron en empate un resultado que pudo y debió ser mejor para los de Emery, a pesar de terminar el partido con diez por expulsión de Cala. 

De hecho, el Sevilla completó un buen partido, sobre todo en su primera mitad, quizás incluso el más completo hasta la fecha. Mejorable, por supuesto, pero con señas de indentidad aprovechables, como la solidez, la firmeza, la seriedad, todo a nivel conjunto. Características además que no se habían visto hasta ahora. La pena fue que a nivel individual, quizás por las bajas, todavía registra demasiadas deficiencias. Tras el magnífico tanto de Jairo pudo y debió aumentar su cuenta el equipo hispalense, sobre todo en una ocasión clamorosa de Trochowski, pero marró, y luego cualquier rival a este Sevilla le hace alguna que otra ocasión clara. Ya sea por alguna inseguridad de Beto (regala demasiados rechaces facilones), por algún marcaje de Diogo (blando, blando en el 1-1) o por algunas distracciones de Cala, o en el fuera de juego o en el un contra uno (acabó expulsado).

En el lado negativo, el Sevilla empata pero no acaba de arrancar. En el positivo, el Sevilla suma y suma a través de una importante mejora colectiva, aunque sigue teniendo deficiencias individuales que deben de solucionarse con la recuperación de efectivos.
Pero al menos, decimos, colectivamente mejoró bastante. El Sevilla completó una primera parte muy seria, la más sólida de la temporada. Quizás fuera por el doble pivote, por fin asumido por Emery a costa de un Marin inocuo las dos últimas jornadas. O también quizás porque Cristóforo maneja infinitamente más conceptos defensivos que M'Bia, se mueve mejor en el campo y es más listo, o porque Iborra ofreció más posicionamiento. O quizás porque la defensa se sintió más arropada y confiada con dos jugadores más cerca por delante. O quizás porque el Sevilla no concedió los espacios con los que la Real se siente tan cómodo. Seguramente fue por todo ello por lo que el Sevilla se mostró serio, ordenado y serio en defensa en la primera mitad. Gran avance. Y, además, completó el planteamiento el equipo nervionense con un ataque peligroso. No abundante, pero sí peligroso. En sus contadas ocasiones anotó un gol de mucha categoría, en el pase de Rakitic y en la definición de Jairo (por fin se desquita de sus nerviosismos de Mestalla) y pudo anotar otro en una clamorosa ocasión errada por Trochowski a puerta vacía tras una jugada trenzada en equipo. Todo ello sin sufrir en exceso en defensa.
Debió, por tanto, llevarse más goles en el saco el Sevilla al descanso, pero no lo hizo. Y a pesar de que la tónica de la segunda parte fue algo similar, sí que sufrió más el equipo hispalense atrás. Los centros desde los laterales empezaron a llover y, como estadística cualquiera, a más centros, más posibilidades de fallo. De Beto, que regaló un rechace que estrellaron los locales en el palo, de algún fuera de juego mal coordinado por Cala o Pareja o de Diogo, que defendió fatal a Griezmann en el 1-1 en el segundo palo.
Parecía que el 1-1 no debía alterar demasiado la fisonomía del Sevilla, que seguía saliendo con cierto peligro a la contra, si bien Gameiro fue difuminándose fruto de su gran esfuerzo. Pero lo cierto es que Emery fue bastante ambicioso y desde el banquillo apostó por Marin y Bacca por Gameiro y Cristóforo y retrasó a Rakitic. En los minutos siguientes el equipo hispalense recuperó la pelota y tuvo varias aproximaciones. De hecho pareció que podía llevarse el partido, a pesar de conceder algunos espacios más atrás... hasta la expulsión de Cala en un uno contra uno mal defendido que le costó la segunda amarilla.
Esa expulsión, primera de la temporada, acabó con ese Sevilla ambicioso y ofensivo y dio paso al Sevilla que agotó sus últimos cinco minutos dando por bueno el empate.
Al minuto 95, hasta cuando se prolongó el encuentro, no era malo el punto. Pero en el globlal el equipo de Emery debió irse cabreado porque fue mejor que su rival y no pudo llevarse el triunfo. Al menos, si no numéricamente, sí mejoró el Sevilla en juego, en solidez y en sensaciones. Aunque con siete jornadas de retraso, no es mal punto de partida.