Derrota digna al menos
-
Las estadísticas del partido
-
Así está la clasificación
-
Audio: Así cantamos el gol del Betis en ElDesmarque Radio
Álvaro Ramírez IIIEl Betis ha caído en el Camp Nou en un partido en el que compitió y dio la cara, pero en el que ni tuvo fortuna ni acierto ni precisión. El conjunto verdiblanco estuvo digno, algo que se le debe reclamar en todos los encuentros hasta el final de la temporada, pero no pudo al final rascar nada del coliseo blaugrana. Seguramente con más partidos como el de este sábado en la Liga el Betis no estaría donde está, pero lamentablemente el reflejo de la temporada no es del Camp Nou, que deja al conjunto de Calderón, a falta de seis partidos, lejos, muy lejos, demasiado lejos de la salvación.
Realmente, intentando extraer este encuentro de la trayectoria y situación de los dos equipos, pocos habrían dicho que jugaban dos conjuntos entre los que había 53 puntos, ahora 56. Pocos habrían dicho, sin conocer ambas escuadras, que jugaban el segundo ante el último. Porque el Betis puso en aprietos al Barcelona durante gran parte del encuentro, incluso pudo hacerle daño y, por qué no, sacar algo de la Ciudad Condal. Pero le faltó oler la sangre, le faltó remate, le faltaron delanteros durante gran parte del partido. Lo demás lo sostuvo, mejor o peor. Sobresaliente en la portería con Adán, suficiente en defensa, aprobado en el centro del campo, sobre todo en la segunda parte, y notable en la presión. Pero suspendió en ataque. Se aproximaba, se aproximaba, pero no culminaba. Y esa fue la diferencia.
Real Betis: Adán; Juanfran, Amaya, Jordi, Juan Carlos, N’Diaye, Lolo Reyes, Nono, Cedrick (Rubén Castro, m. 60), Vadillo (Jorge Molina, m.. 60) y Baptistao (Braian, m. 82).
Calderón planteó el partido basado únicamente en la velocidad, con un trindente rápido con Vadillo, Cedrick y Leo Baptistao. Pero no dejaba de resultar extraño que ni Jorge Molina ni Rubén Castro estuvieran en el césped. El planteamiento verdiblanco también pretendía presionar de primeras al Barça, intentando que la pelota no llegara asiduamente a Alexis, Messi o Iniesta. Pero llegaba, la pelota les llegaba ante un desajuste llamativo de líneas en el que Lolo Reyes, clave en ese 4-1-4-1, iba a su aire y dejaba campar a sus anchas al jugador culé que se paseaba por ese boquete de espacio. Eran unos tales Iniesta, Messi, Xavi... por si el chileno no los conocía. Suerte, en todo caso, que los blaugranas no apretaron el acelerador y solo se adelantaron tras un penalti de Jordi Figueras, absurda acción tras una gran jugada, eso sí, de Alexis. Pudieron marcar más los locales, pero entre que la defensa bética se empleó con mayor contundencia, que Adán sacó alguna y que los Messi y compañía tampoco daban el cien por cien sobrevivió el Betis.
Un Betis que si atrás hacía cosas de manera bastante deficiente, arriba tenía al menos intenciones más loables. Cada vez que tenía la pelota en campo contrario se incorporaban los laterales, se descolgaban N'Diaye y Nono y acumulaban jugadores cerca del área de Pinto. Eran, decimos, intenciones loables, pero culminaciones escasas. Porque esas pretensiones difícilmente se traducían en peligro para Pinto.
Por eso los dos remates a puerta verdiblancos fueron suavones y por eso el Barça no sufrió tanto como podía pensarse cuando los Vadillo, Leo y Cedrick arracanban con poderío con la pelota. Faltaba remate, faltaban ocasiones de gol, faltaban delanteros. Claro, Calderón se los había dejado en el banquillo.
No tardó demasiado el técnico argentino en sacarlos al terreno de juego. Quince minutos en concreto, pero en realidad en ese cuarto de hora el Betis salió muy mejorado al terreno de juego. Mejorado, atrevido, valiente y en algún caso suicida. Pero lo cierto es que el equipo verdiblanco se fue muy arriba, se fue a presionar al Barça en la salida de la pelota y creó una tremenda intranquilidad en las filas de un conjunto azulgrana que le cogió cierta apatía al encuentro, personificada en un Messi bastante perdido.
El Betis le puso bastante fea la tarde al equipo de Martino y más aún cuando salieron los delanteros, los rematadores al campo. Molina y Castro por unos imprecisos en exceso Vadillo y Cedrick. Por todo ello, cuando llegó el 2-0, fruto de un desastroso despeje de Jordi Figueras que entró en la portería de Adán, el Betis no se lo había merecido. No se merecía de hecho perder el conjunto verdiblanco, y todavía hubo tiempo para creer en la justicia futbolística cuando Rubén Castro replicó con el 2-1 que metía de nuevo a los béticos en el encuentro.
Incluso el equipo andaluz metió miedo, mucho miedo en las gradas del Camp Nou, que llegaron a silbar a los suyos. Un par de balones aéreos casi acaban en remates de N'Diaye, que o por falta de acierto o por dilación no se transformaron en peligro.
No acertaron los béticos, imprecisos en los últimos metros, y sin embargo todos los elemenos parecían ir en contra de sus intereses. Porque cuando intentaba apurar el equipo hispalense sus opciones llegó un nuevo penalti en contra, esta vez por mano de Amaya, que no transformó Messi, por cierto, porque Adán detuvo su lanzamiento, pero que el argentino remachó en segunda instancia.
Ese nuevo golpe ya dejó tumbado al equipo bético en este encuentro. En la Liga, por no competir el resto de la temporada como en el Camp Nou, llevaba bastante tiempo tumbado. A falta de seis jornadas, solo un inaudito milagro le serviría al Betis.