Platas parece, oro no es
El actual presidente del Real Betis, Manuel Domínguez Platas, protagonizó la madrugada del pasado domingo, tras el descenso del conjunto verdiblanco a Segunda, una de las alocuciones más indignantes que se recuerdan, por la coyuntura y por los mensajes.
Domínguez Platas, presidente transitorio, expuso en esa rueda de prensa argumentos realmente irrisorios. Siquiera mencionar y reforzar argumentos como las lesiones, como la mala suerte y los arbitrajes, que "influyeron, y mucho" en el descenso a Segunda, refleja la total falta de autocrítica del consejo bético.
Más indignante resulta aún la explicación de la permanencia, apoltronamiento cabría decir incluso, del actual consejo. Dijo Platas que no se marchan los actuales gestores "porque iba a ser igual, venga quien venga". Presuntuoso sin duda, pensar que todo el mundo tiene la capacidad de hacerlo tan mal como este consejo, porque es difícil.
Otra de las llamativas justificaciones del actual presidente es el trabajo minucioso realizado para incorporar un director deportivo de garantías. "En breve cristalizarán las gestiones que estamos realizando". Estaría bien eso, el problema es que desde enero, desde la etapa de Miguel Guillén, "en breve" iban cristalizar esas negociaciones. Pero el Betis ya está en Segunda y no se puede avanzar la planificación porque debe de tener el 'ok' de una persona que no está en el club de momento.
Por último, también asegura que determinadas críticas desde la grada "no son espontáneas". En eso tiene razón el dirigente. Es imposible que sean espontáneas porque se llevan cultivando desde hace meses, pero cultivando por parte del consejo, que ha llevado con una nefasta gestión al club a Segunda.
Domínguez Platas, pues, ya ha demostrado que solo es un presidente transitorio y poco capacitado, al menos para ser digno representante del Betis en una noche tan dolorosa y bochornosa como la del sábado.
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